Cuando “abromiqueros” terminen de limpiar todas las letrinas dejadas llenas por políticos corruptos; cuando el famoso inquilino de Londres haya desnudado a sus cómplices protectores que le regalaron hasta una nacionalidad sin haber conocido el Ecuador; cuando los más avezados criminales hayan declarado amparados en leyes dejadas por el “correato” para protegerlos; cuando ciertos militares hayan declarado fechorías al amparo de sus uniformes y deslealtades; cuando un piloto de nave presidencial diga lo que llevó y trajo en los vuelos sin pasajeros; cuando el pueblo ecuatoriano se haya unido para exigir sanción para todos y cada uno de los jueces que articulaban las bandas que desarticulaban los policías; cuando en el congreso (Asamblea) no quede uno solo de los salpicados con la corrupción de inicios del siglo XXI; esperemos que dentro del cedazo queden los nombres de personas a quienes las declaren “traidoras a la patria” y se erija la estatua al traidor, como hay en Nueva Jersey (Estados Unidos) la estatua a la Traición, frente a la estatua de la Libertad.
Espero que en aquella época se hable del “siglo robado”, porque opino que el daño causado se prolongará por muchos años. Y lo digo porque los daños causados por tantos delincuentes disfrazados de idealistas y cobijados con banderas integracionistas llevaron a la quiebra económica y moral a algunos países en nuestra región, y a la marcha fúnebre de miles y miles de familias tratando de salvar sus vidas y en busca de un poco de comida para sobrevivir.
Nunca olvidaremos a los venezolanos, ecuatorianos, nicaragüenses, argentinos y ciudadanos de otros países que se volvieron extraños en sus propias tierras y que caminaron a países vecinos en busca de pan y seguridad; eso no puede quedar en la impunidad, por ello hay que pensar y aspirar a que a fin de este siglo o del próximo haya otro Núremberg, y juzgar a tanto delincuente para que el péndulo regrese y conozcan las nuevas generaciones una era de justicia, desarrollo, paz y respeto. Desear esto en estas circunstancias puede ser para muchos una frase más que vacía, sarcástica.(O)
Eduardo de Jesús Vargas Tobar,
doctor en Medicina, Guayaquil