A mí aún me retumban en los oídos estas dos palabras que ven en el título de mi columna. Luego de escuchar el famoso audio, no una sino varias veces, me quedé con esa pequeña frase y empecé a preguntarme a quién llamaría yo así. ¿A qué clase de personas en nuestro entorno nos referimos como ‘Compadre lindo’?

Encontré en internet diferentes definiciones de la palabra ‘compadre’, ya que el significado que los países de habla hispana le dan a este término puede ser bastante diferente.

En Uruguay y en Argentina, por ejemplo, se conoce como ‘compadre o compadrito’ a la persona belicosa, agresiva y que le gusta pelear. En Perú, sin embargo, tiene otra connotación. Allí no solo se llama ‘compadre’ a un amigo cercano, sino que también se le puede decir a alguien ‘compadrito’ para expresarle un especial cariño. En España, según la tradición gitana, cuando nace un niño se realiza una gran celebración a la que asisten los miembros de la comunidad local. El objetivo es fortalecer los lazos entre los familiares y el recién nacido, así como los que lo unen a su padrino, a quien comienzan a llamar “compadre”. Sea cual fuere el concepto que le dieron al término ‘compadre’ en el famoso audio es inaceptable y bochornoso que un prófugo le hable así a un funcionario público.

Luego de que salió el audio, llegaron las entrevistas en CNN en Español. El que está en Miami, ahora sí tenía denuncias hasta por debajo de los brazos por hacer. Denuncias que debieron ser hechas hace años. ¿Cree tal vez que queda libre de complicidad porque recién abre la boca? Y el otro, el que denunció el audio desde Ecuador, diciendo que el mismo salió por las redes sociales. A mí me gustaría saber quién fue la persona que lo posteó en redes. Conocer por qué lo hizo y cómo lo consiguió. Ya no se investiga como antes por lo visto, porque durante el gobierno anterior, si alguien solo opinaba diferente al presidente, en segundos las autoridades tenían no solo la información completa del usuario en la red social, sino hasta el nombre del perro y gato de esa persona. ¿Entonces?

Luego de todo este megaescándalo, uno espera que por algo de dignidad la persona involucrada en el audio y el que lo expuso renuncien, pero en Ecuador sucede algo extraño que en otros países –donde aún los funcionarios públicos tienen un poco de moral y ética– no sucede. No hay vergüenza. La desfachatez anda por los techos. Con su cara bien lavada siguen ejerciendo sus puestos como si ellos mismos fueran dueños de ellos. Se echan la culpa entre ellos, se enlodan todos, llegan a lo más bajo que pueden llegar y quieren seguir muy dignos “sirviendo”-se a los ecuatorianos.

Realmente hace falta una “cirugía mayor contra la corrupción”. Esa de la que habló el licenciado hace ya algún tiempo. Pero ¿qué ha pasado? ¿Dónde está ese liderazgo que necesitamos nos lleve al quirófano urgentemente? Lenín, si necesita asistencia médica le recuerdo que de la sociedad civil hay muchos que pueden ayudarle a liderar dicha cirugía. Con o sin anestesia, pero eficaz y rápidamente, como debe ser y como estamos esperando. (O)