José Ulcuango trabaja en una vulcanizadora. Una tarde recibió la llamada de un número desconocido y, al contestar, no imaginó que recibiría una amenaza solicitando un monto elevado de dinero.

Era para requerirle dinero, una ‘vacuna’ (extorsión) a su negocio a cambio de que no le pase nada a su familia. “Me dijeron que por favor colabore con unos $ 12.000; si no, caso contrario, dijo algo de mi familia. Le contesté que sinceramente no tengo esa cantidad; nosotros estamos trabajando solo para arriendo, y a veces ni para el arriendo tenemos”, expresó.

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Para el ciudadano, el negocio no es bueno: la cantidad de clientes ha disminuido, y a eso le tiene que sumar las horas sin servicio a causa de los apagones de energía eléctrica. Especialmente sienten inseguridad en la tarde y noche.

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“No hay patrullajes, no hay nada; sinceramente, está botada esta calle (…). Necesitamos que sea más seguro. A veces sí vienen (Policía Nacional), pero necesitamos más seguridad”, expresó.

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Esta historia se replica en otros negocios dentro de un recorrido realizado por este Diario por una zona comercial de la avenida La Prensa, en el norte de Quito.

Rolando Rueda recordó que hace un mes presenció un asalto en la esquina de las avenidas La Prensa y Vaca de Castro.

Unas personas estaban esperando el transporte público; de pronto, personas a bordo de motocicletas amedrentaron a los ciudadanos y les robaron sus pertenencias. “Tuvieron el tiempo para ejecutar su operación y dejar el lugar de manera tranquila”, explicó.

Robin Arrocha es otro comerciante. Él informó que máximo a las 18:30 tiene que cerrar su local, pues la inseguridad del sector no le permite extender el horario de atención. “Esto queda botado, llegan motos y uno nunca sabe quién es el bueno o es el malo”.

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Para el ciudadano, durante el día no suelen tener mayores problemas, pero con la llegada de la tarde los vecinos ya saben que no es un lugar seguro; por eso, la mayoría prefiere salir. “Imagínate, pasa algo: ¿cómo lo ayuda alguien si ahorita la inseguridad está más reforzada que la Policía? Tienen mejor armamento, mejor todo. ¿Cómo sale un ciudadano que no tenga nada a defender a una persona a la que le estén robando?”, añadió.

QUITO.- En la avenida de La Prensa, ubicada en el norte de Quito, los moradores del sector sufren por la inseguridad. Foto: Carlos Granja Medranda

Jeremy Pérez trabaja en un local de instalación de alarmas y películas de protección en laminado para los vidrios de los vehículos. Comentó que desde los últimos meses han notado un aumento aproximado del 50 % en la venta de estas medidas de seguridad.

“Hay clientes que han venido, nos han dicho que es vidrio cambiado, porque les han roto, por quererles robar, y vienen de nuevo a laminar. Las alarmas también sí vienen a poner bastante por el tema de la inseguridad mismo, o cambian sensores, lo que sea para que el carro siempre esté seguro”, argumentó.

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Varias personas que no quisieron ahondar en la inseguridad indicaron que han sido víctimas de ‘vacunas’ (extorsiones) y que, por miedo a represalias, no pueden contar sus historias.

Una de ellas solo comentó que entraron dos sujetos y pidieron dinero a cambio de la seguridad del local. Esa tarde solo tenía lo que vendió, cerca de $ 100; tomaron el dinero y se fueron. Una semana después volvieron y pidieron un pago de $ 200 semanales; les respondió que no tenía ese monto, lo amenazaron y se fueron.

QUITO.- En la avenida de La Prensa, ubicada en el norte de Quito, los moradores del sector sufren por la inseguridad. Foto: Carlos Granja Medranda

Geovanny Maldonado, comandante de Policía del distrito Eugenio Espejo, señaló que en el tema de extorsiones bajo la modalidad de ‘vacunas’ no tienen ninguna denuncia reflejada de manera oficial, por lo que se vuelve difícil que los agentes tomen cartas en el asunto.

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Además, añadió que en los diferentes circuitos trabajan con un aproximado de 800 policías que realizan acciones preventivas comunitarias. El trabajo realizado partiría de una asamblea en el sector donde existe algún inconveniente; los representantes barriales son el enlace para que se gestionen las diferentes ayudas y capacitaciones, de ser necesario.

Maldonado aseguró que han capacitado a los vecinos para que identifiquen el tipo de delito del que pueden ser víctimas; por ejemplo, amenazas a los celulares por llamadas o mensajes, también en redes sociales. Otros tipos de delito sería la extorsión, el secuestro y el secuestro extorsivo, que son problemas más complejos y manejados de diferente manera.

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Finalmente, recomendó a las personas que denuncien de manera inmediata, para que las unidades con conocimiento para atender los diferentes delitos puedan tomar cartas en el asunto lo más pronto posible y evitar que termine en resultados lamentables.

“Tuvimos un caso en Cochapamba, en Atucucho, donde había una persona que empezaba a dejar algunos panfletos en los locales, ahí diciendo un sinnúmero de cosas, que es de Los Lobos (GDO), que los locales van a tener seguridad y tienen que darle tanto de dinero. Se hizo la denuncia al 911, se le detuvo a esta persona y, bueno, ya hasta ahora no hemos tenido más inconvenientes ahí”, agregó. (I)