Juan no contuvo las lágrimas por la impotencia y tristeza al ver su bus, su herramienta de trabajo, incinerada: los asientos destruidos, los tubos donde se sujetan los pasajeros derretidos por las llamas, el motor, sistema eléctrico dañado y varias ventanas rotas, entre otras piezas destruidas.
Seis sujetos llegaron a las calles 23 y Francisco de Marcos, en el suburbio de Guayaquil, e ingresaron a la unidad de transporte urbano con una sola consigna: destruirla con las llamas.
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Transportistas urbanos de Guayaquil piden garantías de seguridad para no suspender servicio
“Llegaron con canecas de combustible, rompieron las ventanas, amenazaron con pistolas a los que estaban allí, ingresaron, rociaron todo y prendieron fuego, rapidito se dieron a la fuga en dos motos”, manifestó uno de los testigos del hecho.
Este bus, de la línea 98, fue uno de los cinco vehículos de transporte urbano que sufrieron daños en una jornada de atentados que se realizaron entre la mañana y tarde del 25 de julio, en Guayaquil.
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Los otros vehículos que fueron afectados son un bus de la línea 6 en el sector de Mapasingue, en el norte. Este también fue prendido en llamas, no tenía pasajeros a bordo.
En esta misma jornada, el bus de la línea 14 se llevó la peor parte, ya que en la avenida Perimetral, a la altura del ingreso de la línea 21, sujetos le lanzaron gasolina y prendieron fuego, incluso con pasajeros adentro, quienes se lanzaron de la unidad de transporte.
Otro más fue reportado a la altura de la vía a Daule y del viaducto de la Prosperina, en el norte.
Un par de estos buses están en el suburbio para ser intervenidos. “Ya queremos volver a trabajar, ya de por sí a pérdida y ahora con la delincuencia mucho más, no podemos perder ya”, manifestó otro de los afectados, quien prefirió no identificarse.
Personal de la Federación de Transportadores del Guayas (Fetug) pidió a la Policía Nacional y a la Gobernación del Guayas las garantías de seguridad para no suspender el servicio. Ellos confirmaron que cinco unidades fueron las afectadas y que se contactan con sus propietarios para evaluar los daños.
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Juan comentó que varios amigos y familiares lo llamaron al conocer la situación y para solidarizarse con él.
“Me han llamado sorprendidos porque saben que uno no se mete en nada malo, siempre trabajando honradamente; no entiendo, no me meto con nadie, la delincuencia le toca a cualquiera”, manifestó.
Él comentó que sus conocidos, quienes venden repuestos, le están haciendo descuentos hasta del 50 % en algunos artículos para volver a trabajar. (I)