El no en la consulta popular y referéndum de este domingo no es de ruptura con el Gobierno, sino un voto de malestar y es un mensaje de que existe una ciudadanía más crítica que no está dispuesta a firmar un cheque en blanco al Gobierno.

Así lo señalan analistas políticos en una primera lectura de los resultados electorales del 16 de noviembre. El Gobierno debe replantear su accionar, tiene que cambiar sus prácticas de clientelismo en el sector público, que copia las prácticas del correísmo. Debe haber menos golpes de comunicación, menos imagen, más resultados con más certezas, anotan.

Sthepanie Macías, consultora política, sostiene que uno de los grandes perdedores de esta jornada son las encuestas, pues la ciudadanía habló de manera contundente: cuatro preguntas, cuatro noes. Eso no es matizable, ahí hay un mensaje claro.

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Añade que ese mensaje no es un no de ruptura, es un “no así”. Es un voto de rechazo, sí; es un voto de malestar, también; pero no es un quiebre total con el Gobierno. Si lo fuera, añade, no se podría explicar esta dicotomía: por un lado, la gente les dice no a las cuatro preguntas y, por otro, los niveles de aprobación del presidente Noboa siguen siendo relativamente altos. Entonces, más que leerlo como “se acabó el apoyo”, hay que leerlo como “te marco límites, no te firmo un cheque en blanco”.

Macías dice que lo que viene ahora es un trabajo fino. Mañana va a ser decisivo cuando se terminen de subir los datos del CNE y se pueda ver con detalle qué provincias y qué ciudades votaron cómo, dónde el no fue más emocional, dónde fue más técnico y desde qué territorios el Gobierno tiene que empezar a reconstruir el vínculo. Solo con ese mapa completo se podrá responder bien la pregunta clave: ¿desde dónde se reconstruye la confianza y cómo se corrige el método, sin perder el rumbo?

Con el 80 % de las actas escrutadas, el legislador Alejandro Vanegas Cortázar (RC) señala que el Ecuador ha hablado con claridad y respeto democrático. Que el resultado del no refleja una preocupación ciudadana por proteger la institucionalidad, fortalecer los contrapesos del Estado y evitar decisiones que puedan comprometer el futuro del país.

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Este triunfo, explica, no es de una persona ni de un sector, sino una señal de que la ciudadanía exige análisis técnico, responsabilidad y rigor en cada reforma que se proponga.

Como jurista y legislador, reafirma su compromiso con la defensa de los derechos, la soberanía y la legalidad. Ahora corresponde trabajar unidos para que este mensaje ciudadano se traduzca en mejores decisiones, más diálogo y un país más sólido. “La voluntad popular es clara: Ecuador quiere futuro, no improvisación”, anota.

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Después de un mes de paro, los moradores de Otavalo  fueron a los recintos electorales para votar en la consulta popular y referéndum 2025. Foto: Carlos Granja Medranda

Estefanía Luzuriaga, analista política, indica que los resultados de la consulta muestran que la ciudadanía ejerció su derecho al voto y envió un mensaje político: hoy prevalece la cautela frente a reformas de alto impacto.

Añade que en mecanismos de democracia directa, el voto tiende a ser más emocional que técnico, influido por el clima general del país, la incertidumbre y la saturación informativa. Indica que en este proceso electoral, la circulación de fake news, narrativas imprecisas y la brevedad del periodo de campaña dificultaron el debate, lo cual también incidió en la decisión del voto.

El escenario, dice Luzuriaga, plantea un llamado a todos los actores del sistema: Asamblea, partidos y movimientos políticos, élites locales, gobiernos seccionales y actores económicos para promover acuerdos mínimos que favorezcan la institucionalidad. El resultado no bloquea el futuro ni elimina la necesidad de un cambio, pero sí supone que cualquier ruta de reformas se construya con diálogo, consensos amplios y procesos informativos más claros que fortalezcan la decisión ciudadana, resalta.

Giuseppe Cabrera, analista político, manifiesta que el corazón de la consulta popular era la instalación de una asamblea constituyente, pues el Gobierno necesitaba reconfigurar el poder, además, quería hacer un proyecto a largo plazo, en el cual el presidente y su proyecto se quiere parecer demasiado al correísmo.

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Asegura que los resultados del domingo constituyen una derrota dura para el Gobierno y que eso es una invitación de que tiene que cambiar sus prácticas del clientelismo en el sector público, que copia las prácticas del correísmo de obligar a los servidores a ir a manifestaciones, a poner cuotas. Además, no puede continuar únicamente anunciando lo que se va a hacer, como inaugurar una cárcel que apenas tiene un 40 % de avance y anunciarse el proyecto de residencias universitarias, pero sin recursos.

Cabrera dice que la gente se está desgastando de que todo sea anuncios, también indica que existe una ciudadanía crítica que no está dispuesta a firmarle cheques en blanco al Gobierno; pues ya no hay una confianza absoluta en lo que el régimen diga. Debe haber menos golpes de comunicación, menos imagen, más resultados, más certezas, apunta.

El analista dice que la gente ya no solo confía en lo que el Gobierno representa como imagen, sino que quiere confiar en lo que el Gobierno le proponga, pues si se hubiese dicho con más claridad qué se proponía en la Constitución o con quién se proponía poner las bases militares, habría tenido más éxito, anota. La ambigüedad no puede seguir siendo política pública, sino que hay que dar garantías y certezas para que la gente retome la confianza en el Gobierno.

Leonardo Intriago, también analista político, indica que hoy se refrendó una promesa del presidente Daniel Noboa, preguntar al pueblo; y cuando se le consulta al pueblo, gana el país y gana la democracia. Los ciudadanos se han pronunciado en libertad y han decidido.

Resalta la actitud del presidente de la República en reconocer los resultados oportunamente, ese gesto también es escuchar. “Esta no es una victoria de ningún partido político, es la esencia del espíritu democrático”, aclara.

Intriago manifiesta que la gestión gubernamental no culmina con un proceso electoral como este, pero sí se constituye en un importante termómetro para la toma de decisiones y acciones que beneficien a los ecuatorianos. El trabajo por el país debe continuar con mayor fuerza y con el mismo ímpetu y convicción, subraya. (I)