De tener una gran mayoría en el Legislativo con 100 asambleístas en 2013, bajar a 74 en el 2017 y quedarse con 28 luego de disputas internas para terminar sin ningún representante en el próximo periodo 2021-2025. Fue la crónica de una muerte anunciada del movimiento Alianza PAIS (AP), que de acuerdo con expertos políticos, bastaron tres años para ese resultado.

Es la primera vez que la agrupación política no tendrá representación en la Asamblea ni en la Presidencia en 14 años y hoy se encuentra en “cuidados intensivos” y con posibilidad de desaparecer, según Cristian Carpio, docente de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de las Américas.

“AP ha sufrido un desgaste fuerte en los últimos años y hay varios factores que influyeron como escándalos de corrupción asociados a las figuras del partido político, sumado al resquebrajamiento que existió entre Rafael Correa y Lenín Moreno, y dividió el bloque legislativo. La baja popularidad y aceptación de Moreno en su gestión, todo eso contribuyó a que AP pase de partido predominante a ser, en esta ocasión, el gran perdedor”, menciona.

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Alianza PAIS era sinónimo de correísmo hasta finales del 2017, hasta que las bases se dividieron entre morenistas y correístas. La palabra “traición” aún Correa la mantiene sobre Moreno y este, a su vez, que nunca hubo la “mesa servida”.

Con esta controversia, AP pasó de 74 legisladores en 2017 a quedarse con 36, de los cuales, ocho son de alianzas, es decir, 28 propios.

Sumado a los resultados de las elecciones seccionales en 2019, cuando AP logró 28 alcaldías, un gran bajón frente a las del 2014 con 68, ya eran predicciones del actual escenario. Carpio considera que ya no les funcionó el efecto de arrastre que lo tenían antes.

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“La alta popularidad del expresidente Rafael Correa sumado a una importante aceptación que tuvo Moreno, lo que hizo es arrastrar esa popularidad para que ese bloque legislativo se vea nutrido, es decir, alcanza la mayoría en 2013 y en 2017. Pero ese efecto de arrastre ya no se pudo evidenciar en esta elección con Ximena Peña (logró 1,53% de votos) y eso tiene un impacto en la votación de asambleístas”, indica.

Y en todas estas circunstancias, para la politóloga Carolina Ponce, es importante agregar las protestas de octubre del 2019, los escándalos de corrupción antes y durante la pandemia y la falta de una estrategia de campaña para llegar al Legislativo.

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Para Ponce, AP no supo manejarse. “El ala morenista se quedó con figuras muy débiles y bastante inestables que la gente no los conoce y con el ala correísta se fueron los más fuertes. (Además) el partido correísta tiene a un líder y lo clásico de estos partidos que son caudillistas. (...) en AP no se ve un líder, yo veo un partido que podría terminar desapareciendo y disolverse de manera voluntaria porque a las actuales figuras les podría convenir trabajar de forma independiente o con partidos locales”, menciona.

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Y ese sería el destino si AP no obtiene al menos el 4% de votos válidos, 8% de alcaldías o un concejal en el 10% de cantones en las elecciones seccionales del 2023, de lo contrario, perderá su registro electoral y la lista 35 dejará de existir.

Carpio señala que AP tiene pocas posibilidades de subsistir en los próximos años, salvo que se reorganice y haga una hoja de ruta.

“Si no terminará como muchos de los movimientos, cambiando de nombre, intentando subsistir en el espectro político. (Una alianza) es probable, pero habrá que ver qué movimiento está interesado porque en el corto plazo será complicado obtener alianza por lo menos de los partidos claves”, dice.

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La otra opción, de acuerdo con Ponce, es posicionar sus actuales figuras y determinar un líder. “Veremos si el movimiento logra su existencia”, apunta.

Este Diario trató de contactarse con representantes del movimiento político, pero no tuvo respuesta. (I)