Un arco eléctrico que se genera durante un incidente al manipular las líneas, que llevan la energía a los hogares, negocios y fábricas, provoca temperaturas de dos mil grados centígrados en su núcleo, lo que derrite la piel de quien esté suficientemente cerca y hasta las estructuras metálicas.

Se conoce así, como arco eléctrico, porque es la forma que toma cuando hay una descarga, este va a tierra y allí muere. “El daño al trabajador dependerá de la cercanía que tenga en el momento del accidente”, dice Rodolfo, quien en enero pasado cumplió 20 años trabajando como técnico de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL EP).

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Quince años de estas dos décadas pasó escalando centrado en el trabajo práctico. Ahora está encargado de una cuadrilla, por lo que debe salvaguardar su vida y la de su equipo de labores. Cuenta con grúas canasta y otros equipos que facilitan el ascenso.

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El riesgo es permanente, pero el trabajo incluye protocolos que se siguen para reducir el peligro. Un objetivo fundamental es alejarse del arco eléctrico, bajar de la escalera, moverse y ponerse a buen recaudo.

La situación más grave que ha enfrentado fue cuando desconectaba un transformador que iba a reemplazar. En medio del trabajo se dio una generación de baja tensión. “No se tomaron las precauciones, no se desconectaron las redes bajas, entonces alguien generó de alguna casa o se cogió de otro circuito y pasó la corriente arriba al transformador y allí me quedé casi inconsciente”.

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Su cuerpo soportó la corriente, por lo que se repuso y logró descender. “Me dolió como tres días el brazo, uno se queda como pegado y se siente cómo la corriente recorre el cuerpo, es como si te golpearan repetidas veces, bien fuerte, desde entonces ya soy más precavido”.

Logró soltarse porque su brazo apenas rozó la punta de una caña instalada en el seccionador del transformador. “La toqué con el brazo porque me estaba posicionando en el poste. Cuando te coge la corriente lo que uno siente es como que los músculos se recogen, se retraen, como en la película de Rambo, como que uno se infla”.

Cuando tuvo un incidente su mismo peso hizo que se despegue de la parte con la que tenía contacto con la corriente. Foto: CORTESÍA

Otros compañeros sí han tenido lesiones permanentes. Un hecho que lo marcó fue el accidente en el que dos técnicos quedaron con heridas, uno sin una mano y el otro con los dedos y las manos retorcidas. Ocurrió en Zaruma, en El Oro, hace cinco años.

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La sensación de vértigo al estar en altura no la sintió ni cuando empezó. “Siempre quise tener este tipo de trabajo, lo único que perseguía era subir a un poste, Cuando voy subiendo, siempre encomendado a Dios, lo que me interesa es hacer bien la labor”.

Los postes tienen una dimensión estándar de doce metros de altura, pero cuando hay daños en torres de subtransmisión se escala hasta los 30 o 40 metros desde el suelo para hacer reparaciones.

La escalada es manual. La estructura metálica de las torres tiene peldaños, se hacen dos descansos hasta llegar a la cima y realizar el trabajo. “En condiciones normales de clima y estado físico personal bien, la subida no quita más de siete minutos”.

La más alta que ha escalado es la torre ubicada en la llegada de la subestación Machala, en la capital de la provincia de El Oro.

El equipo para el ascenso incluye el cinturón de liniero, que permite llevar las herramientas y tener una mejor posición, el arnés, casco, protector facial, guantes (que soportan hasta 17.000 voltios), botas y la ropa ignífuga retardante al fuego. Estas últimas evitan quemaduras mayores en la piel en medio de un arco eléctrico.

Otro paso es laborar línea por línea, por cada una hay energía de siete mil voltios, lo que deja un rango de soporte.

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En un accidente con caída el cinturón no protege de las lesiones, pero el arnés ayuda a que el cuerpo quede y se mantenga en una mejor posición, incluso cuando se pierde la consciencia. “Esto frena una mayor lesión física. El arnés nos da opción a tener puntos de anclaje diferentes, nos permite anclarnos o buscar puntos para ser rescatados de forma más fácil. El cinturón solo es una faja con un cinturón al frente que nos mantiene sujetos a un poste o estructura”.

La mayor parte del trabajo en la actualidad, afirma, se hace “en caliente”, que es cuando por las líneas corre energía.

Hay dificultades, como cuando las líneas de mil u 800 metros de ancho se arrancan tras templarlas y los postes caen porque no soportan la presión. “Tenemos compañeros lesionados o muertos así, esa es la preocupación del liniero que está trabajando, que el poste se nos quiebre, se dan momentos en los que el peligro no se visualiza tanto”.

En esos episodios lo que hiere o mata es el poste, ya que el cuerpo al ser más liviano acelera más en el aire y el poste o sus restos caen encima. En la mayor parte de accidentes lo que más afecta es la caída.

El estado de ánimo o estar somnoliento influye en la concentración, por lo que en estas tareas hay que dejar a un lado los problemas personales.

Rodolfo entró a CNEL EP primero como eventual tras graduarse de bachiller y hacer el acuartelamiento. “Me casé a temprana edad, por lo que debí trabajar enseguida. Siempre me ha gustado trabajar con electricidad, busqué una compañía de corte y reconexión”. Ahora, a sus 41 años, sigue con su esposa. Ambos procrearon tres hijos, el mayor de 21, la segunda de 18 y el último de 12.

El trabajo de las cuadrillas de CNEL EP se hace sin horarios, sobre todo cuando el clima es adverso y hay más daños en las redes por las que se distribuye la electricidad. Foto: CORTESÍA

¿Cuáles son las cinco reglas de oro para el trabajo del liniero en frío?

Lo más complicado son los trabajos “en caliente”, que es cuando hay más riesgo eléctrico porque la corriente está en los cables.

En las labores “en frío”, como las conocen, no hay corriente que pasa por la línea, pero hay empresas o casas que tienen sus generadores particulares y los encienden, por lo que la energía generada regresa a la línea”.

De ahí que existen cinco reglas de oro para trabajar en líneas en frío.

1. Desconectar la energía de la fuente, que puede ser un seccionador o una subestación.

2. Hacer el bloqueo de ese poste, trabar, colocar un seguro, señalizar.

3. Verificar y comprobar la ausencia de tensión o de corriente en la línea con equipos.

4. Colocar un puente a tierra, que implica aterrizar la línea en la que se trabajará con un equipo de protección que va conectado a tierra con una varilla.

5. Señalizar el área de trabajo para evitar accidentes a terceras personas.

De estas reglas, el punto cuatro es uno de los más importantes.

En octubre del año pasado un técnico tuvo un incidente del que salió con heridas de quemaduras leves cuando estaba en un poste de la vía a la Primavera, en Machala.

“Allí el problema fue que supuestamente era una línea sin corriente que estaba desconectada, entonces el paso tres de la comprobación se hizo de forma errada. Al hacer el puente a tierra reventó, hizo un arco eléctrico y la corriente quemó un poco a un amigo, pero no lo cogió directamente, entonces hacer ese procedimiento salva la vida”.

En ese caso, la ropa ignífuga y los guantes que portaba también lo protegieron. “El buzo y el pantalón quedaron quemados, la verdad no tenía mayor cosa, ni siquiera representó un descanso médico”.

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Los turnos de trabajo son de 08:00 a 16:30, pero siempre se empieza más temprano y se termina más tarde. “Ayer (el miércoles 3 de mayo) culminamos a las diez de la noche. Se sale cuando se requiere, en Navidad, fin de año, durante la madrugada, en feriados, sin horarios fijos”, cuenta Rodolfo. “Ahora las tormentas, las lluvias, generan más daños en el sistema, por lo que la demanda aumenta”. (I)