Byron Ocampo dice sentirse frustrado, ya que después de obtener un título de educación superior como periodista y una maestría en comunicación estratégica digital no encuentra trabajo en su rama y a sus 28 años de edad está desempleado.

Él obtuvo el título de licenciado en comunicación social en 2018 en la Universidad de Guayaquil, luego de alcanzar un cupo en la educación superior pública en esa carrera.

Inicialmente quería estudiar ingeniería automotriz, pues es bachiller en mecánica de un colegio del cantón Ventanas, en Los Ríos, pero no había un cupo disponible en la región Costa y justamente arrancaba la política en la que el Estado intervenía o influenciaba en la selección de la carrera.

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“Lo que yo quería solo había en las universidades de la región Sierra en ese entonces. Como no quería perder mi cupo elegí las opciones que me dieron, en este caso periodismo. Después de graduarme sí trabajé para un partido político como creador de contenidos, es el único empleo que he tenido relacionado con la rama que estudié en la universidad”, cuenta.

Posteriormente fue digitador de información en el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) y en el Consejo Nacional Electoral, pero eran empleos temporales.

En ese contexto, decide estudiar la maestría durante el desarrollo de la pandemia, la que culminó en diciembre pasado.

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“Me he postulado para docente incluso, ya que al tener maestría me habilita, pero resulta que me piden entre seis y ocho años de experiencia laboral. Cómo un joven, en mi caso recién voy a tener cuatro años de que obtuve el título de tercer nivel, voy a tener ese periodo de tiempo de experiencia”, indica Byron, quien ya no es considerado como población nini, grupo que incluye a los que no estudian ni trabajan y solo a los que tienen entre 15 y 24 años de edad.

Él ya no estudia desde agosto pasado cuando terminó la maestría y desde entonces no encuentra trabajo. “Incluso postulé para un concurso y trabajar en el departamento de comunicación de la Fundación Terminal Terrestre de Guayaquil, pero piden un perfil que sea bachiller, no se por qué motivo no quieren contratar a personas que tengan títulos de educación superior”, recalca.

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Para esa única vacante concursan 670 personas, según el número de interesados que Byron observó en la página web estatal de la Red Socio Empleo (encuentraempleo.trabajo.gob.ec).

“Haber estudiado cinco años de comunicación (tercer nivel), más casi dos años de maestría para que ahora me digan que no puedo trabajar porque no tengo los seis o ocho años de experiencia, como mínimo, es frustrante. Toca buscar en otras áreas”.

Con la ayuda de sus padres, Byron tiene una casa propia en Durán, en Guayas. Vive en la planta baja y alquila el piso alto lo que le sirve para sus gastos básicos.

Javier Bravo, de 30 años, está en igual condición. El se graduó de licenciado en gastronomía en la Universidad de Guayaquil, pero ya son tres meses que no encuentra trabajo.

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Su rutina, al igual que Byron, es dedicarse a diario a buscar empleo en las páginas web donde están subidas las ofertas laborales. Dice que de las postulaciones que hace en línea nunca lo han llamado.

“He tenido una entrevista a la semana, a veces ninguna, pero al final no sale nada. He buscado en administración de cocina, para locales de alimentos y bebidas, jefe de operaciones y producción de comida, en gastronomía industrial”, afirma Javier, puestos acordes a su carrera universitaria.

Quien tiene un oficio, aunque no tenga sueldo, no está en el desempleo: ¿Qué condiciones se deben cumplir para aparecer como desempleado en la estadística oficial de Ecuador?

“Cuando buscan un cocinero y ven que tengo el título creen que no van a poder pagarme lo que debe ser, quizás. Prefieren a empíricos o a extranjeros porque les pagan menos”, asegura.

Hay semanas en las que trabaja hasta dos días en el restaurante de una amiga. “La ayudo y me da el día o hago algún plato especial, diez o quince dólares por cuatro horas”.

Es el segundo periodo que está sin empleo desde que se graduó de la universidad. Su situación se la atribuye a los estragos de la pandemia del COVID-19, ya que de su último empleo lo sacaron a raíz del rebrote de la variante ómicron.

María Cristina Crespo, coordinadora de Psicología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), indica que la población mayor de 24 años que terminó sus estudios superiores y no encuentra empleo, entra en otra lógica, ya que a nivel conceptual los nini son los que tienen entre 15 y 24 años de edad y no estudian, ni trabajan.

“No es el mismo tipo de problemática. Los que tuvimos un trabajo y salimos por la pandemia o lo que fuere tenemos cierta ventaja sobre los nini porque esas personas han tenido una experiencia previa que les permite tener contactos, referidos que les ayude a conseguir otro empleo”, indica.

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Sin embargo, la problemática del desempleo juvenil es grave en Ecuador. La tasa de desempleo por grupos de edad es mayor entre los que tienen entre 18 y 29 años. Esta llegó al 10,3 % durante 2021, según la última cifra anual del INEC.

El desempleo se ha incrementado con la pandemia, ya que en 2018 y 2019 fue de 8,6 % y 9,3 % en el grupo de 18 a 29 años, en su orden.

Casi la mitad de las personas que tienen entre 18 y 29 años con un empleo (el 45,5 % de ellos) labora en el sector informal de a economía, según el organismo oficial de cifras. (I)