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‘La tramitología para colocar un consultorio médico cuesta hasta 3.000 dólares y la demora es de un año en Guayaquil’, dice especialista en coloproctología

Los dueños de consultorios ubicados en las torres de los complejos hospitalarios deben tramitar los permisos de forma independiente, igual los que alquilan.

Hay torres médicas de consultas privadas en el norte de Guayaquil.

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En el top de los diez negocios con permisos que son más comunes en Guayaquil, el único que requiere ser manejado por personas con instrucción de educación superior son los consultorios de medicina general y especialidades, que suman 1.418 en la ciudad.

Estos son los terceros más numerosos, después de tiendas o despensas y restaurantes y por encima de farmacias, bazares, boutiques (incluyen accesorios de vestir), repuestos y accesorios de vehículos, peluquerías-gabinetes de belleza, ferreterías-almacenes de pintura y las fuentes de soda (ver listado completo en cuadro).

Daniel González tiene un consultorio en medicina general y de coloproctología (parte de la medicina que estudia todas las enfermedades que afectan al colon). Cuenta que un local de estos requiere, además de los permisos habituales —como la habilitación del Cuerpo de Bomberos, uso de suelo, registro catastral y los impuestos prediales al día si es local propio—, los que exige el Ministerio de Salud.

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Las vacunas y las ventas reducidas provocan el cierre de negocios en ciudades como Guayaquil, las tiendas y restaurantes son los emprendimientos más numerosos

Hay medidas específicas, como que la persona que limpia el local tenga la vacuna contra la hepatitis B, más señalización de letreros y los precios de las consultas y de los tratamientos, dice González. Lo principal es que quien obtenga el permiso, pues, sea un médico titulado acorde a la especialidad que se piensa instalar si ese es el caso.

González ofrece consultas como cirujano coloproctólogo (especialista formado para diagnosticar y tratar enfermedades del colon) junto con su esposa, Eimy Sánchez, quien es pediatra.

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Ambos atienden en la torre de consultas privadas del complejo Interhospital, ubicado en Ceibos, en el oeste de Guayaquil. En su caso, él es propietario del local. “Pero cada dueño debe tramitar los permisos de forma independiente a los que tiene el complejo hospitalario. Lo que se hace es consulta, examen físico, valoración de peso y talla. No hacemos ningún otro tipo de procedimientos”.

El local está abierto desde hace siete meses, luego que llegaron de la especialización que hicieron en Argentina. La inversión solo en el trámite de los permisos llegó a los tres mil dólares, agrega. Y el tiempo para obtenerlos completos fue de un año, dice González. “Hay un desfase para atender a los pacientes, pero no podemos quedarnos sin hacerlo hasta completar todos los permisos”.

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Todos estos gastos influyen finalmente en el costo de las consultas médicas, tratamientos y procedimientos que ofrece el sector privado.

Guillermo Granja, profesor de la Facultad de Economía y Ciencias Empresariales de la universidad Ecotec, en Guayaquil, afirma que las áreas de servicios y comerciales son las más desarrolladas en la ciudad. “De estos son parte profesionales como los médicos, odontólogos, abogados o contadores, los que pueden tener su local propio o trabajar para otros, ya sea en un centro médico o bufete, según el caso”.

El tercer lugar que ocupan los consultorios médicos o de especialidades va de la mano, agrega Granja, de la expansión de estos negocios debido a la alta demanda durante la pandemia del COVID-19. “Son servicios profesionales que siempre se demandan, incluso cuando estuvimos encerrados, después y antes. Cuando necesitamos una declaración de impuestos, se va al contador; si se requiere una asesoría legal, se acude al abogado; o si se tiene un problema dental, se busca al odontólogo”.

Todos ellos son parte de lo que en macroeconomía se denomina la categoría de actividades de servicios profesionales. “Hay estudios que indican que las actividades profesionales, técnicas y administrativas crecieron sustancialmente durante la pandemia, y Guayaquil tiene una dinámica comercial que tiene más de 200 años. Al ser puerto siempre hay oportunidades de vender cualquier tipo de producto”.

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El principal puerto principal del país tiene una Población Económicamente Activa (PEA, que incluye a las personas mayores de 15 años que tienen empleo o lo buscan) de 1′283.199 en el cuarto trimestre del 2022, por encima de la capital nacional Quito cuya PEA fue de 1′017.408 en el mismo periodo, según las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

De ahí que los negocios de tiendas, peluquerías y restaurantes, que son más numerosos en Guayaquil, van de la mano con la actividad comercial de la urbe, indica Granja. “Si el comercio no llegara a ser tan fuerte aquí en la ciudad estaríamos viendo una implosión en el desempleo, habría mucha gente que no podría subsistir”.

En esta multiplicidad de negocios, incluso los del mismo tipo en una misma cuadra o zona, en un mercado de competencia, lo que prima es la innovación y la diferenciación de cada uno de ellos, acota el especialista.

Aquí un ejemplo. “La rosca de reyes es la misma, lo que diferencia que uno compre en un lugar u otro es el precio, los ingredientes y la forma en que la preparan, entonces al final hay una demanda satisfecha para cada uno de los clientes según sus gustos”. (I)

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