Dejar el discurso confrontador y hacer una oposición más propositiva sin basarse en ideologías o rencores, la hoja de ruta que le queda al correísmo
El expresidente Rafael Correa dijo en X que tuvieron que matar a un candidato para evitar que regresen al poder, refiriéndose a Fernando Villavicencio.
El movimiento de la Revolución Ciudadana (RC) no logró convencer a más personas con las soluciones que plantearon para resolver las problemáticas que aquejan al país, según los resultados de las elecciones presidenciales anticipadas que le dieron el triunfo a Daniel Noboa, de la Alianza Democrática Nacional (ADN), por encima de Luisa González, que era la carta del correísmo.
Sin embargo, aquello no significa que sean una organización política que está en declive.
Publicidad
Si bien han perdido en dos segundas vueltas de las elecciones presidenciales, la de abril del 2021 y la de octubre del 2023, este resultado no implica que la RC haya sido sepultada o no tenga relevancia en el quehacer político nacional, coinciden politólogos.
Al contrario, son la principal bancada en la próxima Asamblea Nacional con 52 de 137 legisladores, igualmente obtuvieron la mayor parte de alcaldías y prefecturas en las elecciones seccionales de febrero pasado. “En esto último el triunfo fue con su techo normal del 31 % (voto duro del correísmo). Ante estos resultados, descartarlos del juego político es muy difícil”, asegura Santiago Pérez Samaniego, profesor de la Universidad Técnica Particular de Loja y analista político.
De aquí al futuro, agrega Pérez, la opción para el correísmo sería “no centralizar la discusión en torno a un personaje tan desgastado como Correa”.
Sería seguir una hoja de ruta en la que las fuerzas políticas puedan llegar a los acuerdos en función de objetivos nacionales y no de intereses personales o partidistas, asegura Pérez: “Aquí hay un espacio para que el correísmo pueda volver a ser un protagonista positivo dentro de la toma de decisiones”.
El voto duro del correísmo casi no ha variado. González obtuvo el 33,61 % de los votos válidos en la primera vuelta de agosto pasado, mientras que Andrés Arauz consiguió el 32,72 % en febrero del 2021 bajo la representación de la RC.
En la segunda vuelta González consigue al momento el 48,17 %, Arauz alcanzó el 47,64 % en abril del 2021.
En nueve de las 24 provincias del país el porcentaje de votación del correísmo se reduce entre los últimos dos balotajes, al igual que en las tres circunscripciones del exterior.
Las cinco provincias donde más puntos porcentuales pierden entre las dos últimas segundas vueltas son Santa Elena (-6,7 %), Cañar (-5,92 %), Azuay (-2,73 %), Zamora Chinchipe (-2,52 %) y El Oro (-1,81 %).
Aunque esto no implica pérdida de votos ya que a nivel nacional, por ejemplo, González acaparó 637.920 sufragios más (con el 99,7 de las actas validadas) respecto a lo que acumuló Arauz en la segunda vuelta de abril del 2021.
Las cinco provincias, en cambio, donde acumularon un mayor porcentaje en estas elecciones presidenciales anticipadas en comparación con el que obtuvieron en abril del 2021 son: Orellana (8,4 %), Esmeraldas (6,04 %), Bolívar (5,72 %), Cotopaxi (5,59 %) y Napo (4,65 %).
Lo ideal sería que el correísmo encarne una oposición más propositiva con ideas y pensamientos y no basada en la ideología o el rencor, una crítica pero en función del desarrollo del país, coinciden los politólogos entrevistados.
Cuando Correa estaba en la papeleta obtuvieron los mayores porcentajes, pero ahora la situación se revirtió. Los dos candidatos del expresidente (Arauz y González) no han podido ganar en el balotaje. Pérez asegura que es la consecuencia de que un sentenciado por corrupción haya encabezado en la práctica estas candidaturas.
Una Revolución Ciudadana que se aleje del culto a la personalidad de liderazgos mesiánicos y populistas que se presentan como los únicos que pueden solucionar los problemas de la sociedad sería uno de los caminos para dar la sensación de renovación, indica Pérez.
“Hay un descontento popular en torno a las mismas figuras políticas, hay una crisis de partidos y de representación que se refleja en las urnas. Esa discusión entre correísmo y anticorreísmo creo que se entierra en esta elección”, añade, “entonces es tiempo también de que todo ese capital político del correísmo pueda buscar otras estrategias para proyectar sus ideales hacia los electores”. (I)