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Es un orgullo haber recibido cinco goles en 18 fechas. Pero adelante solo nos queda Enner Valencia. Todo lo demás es mentira y sueño.
Las eliminatorias sudamericanas no son un lecho de rosas. Ancelotti comprobó en sus carnes por qué se las califica de las clasificatorias más difíciles.
Con capacidad para 25.000 almas, el Arthur Ashe es el escenario tenístico más grande del planeta.
La eliminatoria no tiene campeón, solo clasificados. De modo que ser segundo no duele como ser subcampeón. Tiene sabor a satisfacción, a campaña grande.
Ante el genial Garrincha, que vino en 1954 con Botafogo, Carlos Serrado, zaguero de Valdez, tuvo el duelo más complicado de su vida.
El premundial se ha decidido en un marco de lógica implacable: clasificaron directo los seis que parecían tallados en piedra antes de rodar la pelota.
Todo pasa por sus sensacionales defensores. Ellos resuelven los partidos. Una defensa que ha permitido a los rivales apenas 5 goles en 16 partidos.
Kenny Castro, notable periodista, autor de la obra, cubrió en el 2000 el triunfo inolvidable sobre Gran Bretaña en Wimbledon, por Copa Davis.
La dirección de la liga ha marcado una nueva tendencia y ya no es una jubilación de privilegio para viejas glorias.
Añoramos a los grandes cabeceadores de antes, los Spencer, Passarella, Zamorano, espectaculares, claro, no obstante, hacer goles de cabeza era menos difícil.
Los torneos de Washington D. C., Toronto, Cincinnati y el US Open son verdaderos saunas donde incluso los más preparados tenistas pueden sucumbir súbitamente.
Guayaquil es un desierto deportivo. Norteamérica, antiguo rival de Barcelona en popularidad, juega en Cotopaxi y Nueve se fue a Cañar.
Infantino pidió penas ejemplarizadoras para Independiente y Universidad de Chile. No hizo lo mismo con quienes “organizaron” el desastre en Copa América.
No hubo tiempo de acomodarse, dio el pitazo inicial y ya era vértigo, ataque, contraataque. Ya podemos arriesgar que fue “el partido de la Copa”.
Hay un encanto superior en ciertas ligas europeas que nos atrae más que nuestros propios campeonatos locales.
La natación y el boxeo no pueden competir fuera del país por 'olvidos' del ministro del Deporte, que fue a Paraguay a intrigar contra el COE.
Al deportista le llamaban 'Cocodrilo'.
En otra época no se entregaban a sudamericanos, si no podrían haberlo obtenido Pelé o Garrincha. También Maradona y Kempes.
Conmebol no ha dicho nada del pedido de la familia del ‘crack’. La FEF, lisonjera con Alejandro Domínguez, también calla. ¿Debe intervenir el Gobierno?
¿Cómo un individuo al que se le eriza la piel por Barcelona podría festejar algún día un gol contra Barcelona? ¿O pasar a querer a Emelec…?