En los años que José Rivadeneira lleva ejerciendo profesionalmente la psicología se ha dado cuenta de los cambios que ha tenido el tema de la salud mental en la sociedad ecuatoriana. Por ejemplo, a raíz de la pandemia ha observado que los casos de trastornos de depresión y de ansiedad se han disparado. Pero también lo ha hecho la cantidad de personas que acuden al psicólogo para tratar esas alteraciones.
En una entrevista con Informativo Forever, un programa de Radio Forever, Rivadeneira explicó que muchos de los casos de depresión y ansiedad que acuden a consultas están fuertemente marcados por factores sociales que se viven en el país.
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Además, según el especialista, la mayoría de los cuadros de ansiedad se detectan en jóvenes y adultos, mientras que la depresión está más presente entre los jóvenes tempranos y adolescentes.
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“Son problemas de salud mental que están caracterizados por síntomas particulares”, dijo Rivadeneira. En la ansiedad se distinguen síntomas como “tics o temblores, comerse las uñas, mover constantemente la pierna, jugar con la pluma, recurrir a algún hábito o a alguna sustancia estimulante como la cafeína, tener sudoración excesiva, problemas gastrointestinales e insomnio”.
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En la depresión, en cambio, sobresalen los síntomas como “alteraciones de sueño, dormir en exceso, no dormir, alteraciones de apetito, signos como la apatía, que es la pérdida de interés para realizar actividades, no tener motivación para mantenerse en estas actividades, anedonia, que es el no poder disfrutar de actividades que antes eran placenteras”, entre otras, describió el psicólogo.
Esta misma enfermedad puede categorizarse como leve, moderada o grave, dependiendo de la gravedad de los síntomas. En la depresión leve hay un par de síntomas que ya distinguen a esta patología de un periodo de tristeza común. En la moderada, la depresión ya está afectando a nivel somático, es decir, hay afectaciones en el cuerpo. Mientras que, según Rivadeneira, es en la depresión grave que ya empiezan a desarrollarse síntomas mucho más marcados, como conductas suicidas.
“Sí se puede prevenir, se puede tratar”, considera el psicólogo. Él también es coordinador de ÁnimaEC, una línea de ayuda del Instituto de Neurociencias de Guayaquil que brinda atención psicológica de forma gratuita a personas que están atravesando por momentos de crisis de depresión, ansiedad o estrés. Esta plataforma también cuenta con una aplicación, cuyo objetivo es brindar herramientas o recursos de contención emocional hasta que el paciente pueda pedir una consulta.
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“Los profesionales de la salud mental estamos justamente para eso, no estamos al final del camino, cuando ya hay una crisis suicida y es difícil que haya marcha atrás. Podemos estar al inicio del camino para prevenir”, aseguró el especialista.
Sin embargo, siguen existiendo prejuicios y estigmas que invisibilizan la necesidad de acudir a psicólogos: “Va a tomar un tiempo que la sociedad acepte una cultura de salud mental”.
Además, “al haber mucho desconocimiento, se piensa que la psicología es consejería: ‘voy al psicólogo y él me va a decir lo que tengo que hacer’”. Pero las consultas psicológicas no funcionan así, señaló Rivadeneira, sino que se manejan con procedimientos terapéuticos que el profesional de la salud debe dominar según el caso de su paciente.
La línea de ayuda de ÁnimaEc es accesible al 099-719-6911 y también mediante una aplicación que se puede descargar gratuitamente en Apple Store o Google Play. (I)