Tenían proyectos, distintos planes —como vacaciones, la compra de un bien— o simplemente vivían del día a día para sostener económicamente a sus familias.
Dentro de sus hogares no faltaban los momentos de felicidad, pese a las dificultades. Y de repente, y sin esperarlo de esa forma, llegó abruptamente la pandemia del COVID-19 al país, sobre todo a Guayaquil donde fue explosiva al comienzo, y acabó momentáneamente con muchas propuestas. Aquel virus terminó con la vida de padres, esposos, hijos y dejó a medias o frenó esos sueños de muchas madres y hogares.
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Pero ellas, con su dolor a cuestas y con los recuerdos intactos de sus parejas y de aquel sufrimiento pandémico experimentado por primera vez, no se dejaron vencer. Antes bien, lo contrario, sacaron fuerzas —como hacen miles de familias ecuatorianas en distintas circunstancias—, mantuvieron o se aferraron a su fe, salieron a trabajar y a luchar por sacar adelante a sus hijos y a sus familias.
Ahora, con una rutina distinta, con más carga emocional y laboral y haciendo el papel de padres y madres a la vez son el pilar de sus descendencias, así como son y han sido miles de madres solteras, madres divorciadas, abuelas-madres, tías-madres, hermanas-madres, padres que también hacen la función de madres, entre otros, que hoy recuerdan su fecha internacional.
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Y a propósito del Día de la Madre, destacamos siete historias de sacrificio y esfuerzos que hacen las progenitoras de Ecuador, afectadas ahora también por la actual pandemia del COVID-19.
No hay una cifra que exponga cuántas viudas ha dejado la pandemia en Ecuador, que ha cobrado ya más de 19.130 vidas confirmadas en el país (entre hombres y mujeres), según los datos oficiales del MSP. Tampoco hay datos actuales sobre cuántas madres en promedio existen en el país.
Solo en el 2014 había un promedio de 3′800.000 madres en Ecuador, según la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). En ese entonces, dos de cada diez madres eran jefas de hogar.
Ahora, cada vez hay más jefas de hogar, quienes sostienen que nada las frena ni detendrá para sacar adelante a sus hijos.
Aquí parte de sus historias:
A otras madres en esta situación les diría que sigan luchando por sus hijos, hay que seguir adelante por ellos. Yo doy la vida por mis hijos, dejaría de comer un plato por dárselo a mis hijos, hay que siempre estar pendiente de ellos, luchar con ellos, y buscar que sean alguien en la vida.
Lidia Suárez, quien perdió a su esposo por la pandemia
Mi mayor consejo es mantener el positivismo por querer vivir... la vida es día a día… Mi hijo fue y es la inspiración para que mi proyecto de vida siga, para que él siga creciendo, que también siga siendo feliz.
Cinthya Palomeque, también perdió a su esposo por la pandemia
Tengo que trabajar para que mis hijos logren ser lo que ellos quieren, espero que aprovechen todo lo que se hace. Mi día empieza muy temprano, cerca de las 05:00 cuando me voy al mercado Mayorista a comprar lo que voy a vender en mi puesto.
Marina Sailema, quien también perdió a su esposo por la pandemia
A las madres que estén pasando por esto o por otra situación les digo que salgan adelante, que igual tienen a sus hijos por quienes ver; que si falta alguien se esfuercen por darles a los niños lo que hace falta.
Amparo Romero, otra madre que quedó viuda por la pandemia
Les digo a otras mamitas que si tenemos que llorar, hagámoslo, respiremos profundo, sequémonos las lágrimas y sigamos, vivamos y disfrutemos con nuestros hijos el día a día.
July Loor, perdió a su esposo por COVID-19
No es fácil dar ese paso (ser el sostén económico) de la noche a la mañana, pero si no lo hacemos nos quedaremos sumidos en el dolor eterno, e incluso generando en uno sensaciones de inseguridad.
Lisseth Reyes, perdió a su progenitor, quien también hacía de padre para su hija
Los hijos son esa razón para seguir, para continuar. Ahora ya no tengo temor, sé que ellos me necesitan y pongo todo de mí, hasta tomo vitaminas..., hago ejercicios..., para estar bien, para guiarlos correctamente.
Julia A., 41 años, es la jefa del hogar, tras la pérdida de su esposo, que murió por COVID-19
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