Ni cinco minutos se demoró Ana González, de 63 años, en recibir la tercera dosis contra el COVID-19. Asistió al centro deportivo Metropolitano, el pasado jueves.

Ese punto de vacunación, ubicado en el norte de Quito, estaba prácticamente vacío y esas filas que llegaban hasta una cuadra afuera del establecimiento eran cosas del pasado.

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Las sillas plásticas blancas colocadas en el interior no tenían uso, salvo una que otra.

Con un visor plástico transparente y con mascarilla, González contó que no había ido antes a ser inmunizada por ciertas complicaciones en su salud. Ella está en un tratamiento y por recomendación médica ya podía acceder al medicamento. Le administraron Pfizer.

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De pronto hay gente que se ha confiado, pero yo personalmente no me he confiado, pero sí como que hay excesiva confianza de la gente”, reflexionó sobre la poca presencia de personas.

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Tatiana Pozo, coordinadora zonal 9 del Ministerio de Salud Pública (MSP), afirmó que en la capital de la República hay más del 90 % de la población que ha recibido las dos dosis y más del 25 % terceras o refuerzos.

Indicó que, en las últimas semanas, se han hecho campañas con empresas, universidades, como una forma de promoción del refuerzo.

Según cifras de esa entidad, en Quito se inocula de 17.000 a 20.000 personas diariamente de lunes y viernes, pero los fines de semana hay menos presencia de personas; estiman una asistencia de entre 6.000 y 9.000.

Sin embargo, la funcionaria precisó que en julio del 2021 cuando se colocaron las primeras dosis hubo entre 80.000 y 90.000 personas al día.

Recordó que el refuerzo se inició por etapas desde los mayores de 65 años y se ha ido bajando el rango etario.

Ana Gavidia, de 30 años, contó que ya se había vacunado incluso con la tercera dosis. El refuerzo se lo administraron hace dos meses en el Oriente. Trabaja en el sector público.

A su parecer, en la Amazonía hay mayor asistencia debido a que exigen la vacunación en los trabajos.

“Si no les exigen por ese medio no se vacunan, se están confiando mucho de que ya pasó”, agregó Gavidia.

Cuestionó la flexibilización de restricciones, pues argumentó que ha generado una sobreconfianza en la ciudadanía.

A su criterio, más bien, se deberían reforzar las medidas porque la pandemia no ha pasado, e indicó que hay personas vulnerables que aún no han accedido a las dosis no porque no han querido, sino debido a sus enfermedades.

Julián Yépez fue junto a su sobrino Sebastián Gallardo, de tres años, a que lo vacunen contra el COVID-19 con la primera dosis, también al centro deportivo Metropolitano.

A pesar de que a los niños de esa edad ya se los vacuna desde febrero pasado, la familia esperó a ver si es que había alguna reacción en infantes, lo que no se ha presentado y por eso se decidieron a inmunizarlo.

Yépez ya tiene las tres dosis de vacuna. Contó que cuando fue a recibir la inmunización no hubo gente.

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La ministra de Salud, Ximena Garzón, recordó que se decidió acortar el periodo de la dosis de refuerzo para que la ciudadanía se acerque a vacunarse sin importar la edad, desde los cinco meses de transcurrida la segunda inyección.

Afirmó que están desarrollando un plan de comunicación para mejorar la colocación de los refuerzos e insistir con apoyo de los medios de comunicación en que la mejor forma de dejar las mascarillas e ir relajando un poco las medidas de bioseguridad es la vacunación.

Sostuvo que las personas más sensibles son aquellas que tienen 50 años o más, debido a que van a hospitales y que, en muchas ocasiones, requieren de unidad de cuidados intensivos (UCI). Les hizo un llamado a que vayan a inmunizarse.

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Aquellos, añadió, entre 18 y 49 años si bien no se enferman gravemente llevan la enfermedad a sus domicilios, poniendo en riesgo a los más vulnerables.

Los indicadores no nos demuestran que hemos tenido brotes ni que vamos a tener brotes por este nuevo sublinaje, sin embargo, si nosotros no nos cuidamos, si no recibimos la dosis de refuerzo, nos predisponemos a que lo haya”, dijo.

Dijo que nuevamente se pedirá apoyo de las Fuerzas Armadas, de las universidades, de la Cruz Roja Ecuatoriana, para poder cubrir con la inoculación de mejor manera a la ciudadanía.

La funcionaria señaló que el COVID-19 vino para quedarse, pero sí se puede decir, con los indicadores epidemiológicos -los que se revisan a diario-, que se ha vuelto endémica por lo que ciertas restricciones de bioseguridad pueden ir liberándose.

“Tomaremos siempre las decisiones desde el Ministerio de Salud Pública (...) estos indicadores epidemiológicos nos irán indicando qué es lo que tenemos que hacer; si nosotros sabemos que estamos seguros, por ejemplo, para retirarnos la mascarilla en lugares abiertos les daremos a conocer”, explicó.

Cuando este Diario le preguntó si eso ocurriría en mayo respondió que esperan que sea así, pero se requiere que la gente vaya a colocarse la dosis de refuerzo.

Para el presidente Guillermo Lasso, Ecuador ha llegado a un nivel de contagio muy bajo, de no más del 5 %, que es uno de los mejores indicadores de la región.

“Esperaremos probablemente a que se reconfirmen todas las tendencias positivas que tiene Ecuador hasta el mes de mayo y ahí ya tomar una decisión de una absoluta y completa normalidad”, dijo el mandatario, en su programa radial del pasado 22 de marzo. (I)