En el recinto Puerto La Cruz, de la isla Puná (parroquia rural de Guayaquil), se vivieron momentos de asombro al ver un fenómeno desconocido por los habitantes. Y tal vez este tipo de eventos sea desconocido para la mayoría de ciudadanos.

Luego del sismo de magnitud 6,6 registrado en este sector de la provincia de Guayas, unas pequeñas montañas de arena y agua empezaron a brotar de la tierra.

“Está saliendo agua y arena. Nos estamos yendo a pique. Necesitamos ayuda, compañeros, autoridades; estamos asustados. Necesitamos ayuda. Esto es primera vez que pasa aquí”, decía una mujer en uno de los videos difundidos en redes sociales que mostraban varios volcanes de arena pequeños que salían desde la tierra.

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La gente estaba asustada, primero por el fuerte terremoto que sintieron, y luego por ver estas salidas de agua, las cuales desconocían o no habían visto en otros movimientos sísmicos.

En la isla Puná se vieron afectadas decenas de casas tras el terremoto.

Sin embargo, estos eventos no serían aislados a partir del sismo; de hecho, se producen a causa de él y no ponen en riesgo a las personas, siempre y cuando no se vean comprometidas estructuras o edificios.

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Sandro Vaca, sismólogo del Instituto Geofísico, explicó que el fenómeno se llama licuefacción. Esta se produce por una alta cantidad de agua en el interior del suelo ante el movimiento de las placas tectónicas.

La arena del interior desprendería sus partículas de agua, y eso produciría un lodo que busca por dónde salir.

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Entonces, se trataría de un efecto que se produce en tierras húmedas, que pierden fijación en el suelo y causan estos pequeños volcanes.

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En principio serían inofensivos, si se los ve en tierra que no tiene una edificación cercana, como en algunos de los videos difundidos el fin de semana. Las pequeñas montañas con borbotones de agua son la forma de identificar este fenómeno.

Pero el sismólogo del IG puntualizó que, al perder dicha fijación en el fondo de la tierra, si se produce bajo algún edificio o casa, estos empezarán a hundirse y ahí sí pueden correr riesgos.

Una vivienda afectada de la comuna Campo Alegre, en la isla Puná. Cortesía Foto: El Universo

Por ejemplo, citó el terremoto de Pedernales, en 2016. En este se lograron identificar varios de estos fenómenos naturales, y por ello existieron muchos edificios que terminaron cediendo y hundiéndose.

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También dijo que una de las mayores muestras de este fenómeno fue registrada en el terremoto de Niigata (Japón) en 2007. En este se lograron ver los videos de edificios cuyas estructuras no colapsaron, sino que se hundieron y se viraron, por la pérdida de sustentación del suelo a causa del fenómeno de licuefacción.

El terremoto de la isla Puná dejó un saldo de 14 fallecidos y más de 400 heridos. Las autoridades iniciaron una serie de proyectos para intentar recuperar las pérdidas que provocó el desastre natural, especialmente en las provincias de Guayas, El Oro y Azuay. (I)