Que Ecuador esté considerado por la Unión Europea como un país de riesgo estándar en deforestación para la exportación de siete materias primas y productos preocupa al sector cacaotero.
Para la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (Anecacao), esto los coloca “en una situación de desventaja injustificada frente a competidores con realidades muy distintas y, en muchos casos, mayores índices de deforestación y menor gobernanza ambiental”. Pero ven “una oportunidad para fortalecer (su) voz técnica y diplomática”.
Ecuador quedó en el grupo de países de riesgo estándar tras la clasificación que hizo la Comisión Europea el 22 de mayo pasado, que servirá para aplicar el Reglamento Europeo sobre Productos Libres de Deforestación (EUDR) a partir de diciembre del 2025. Como de bajo riesgo están 140 países, y de riesgo alto son cuatro: Bielorrusia, Rusia, Myanmar/Birmania y Corea del Norte.
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La nueva normativa impone obligaciones a los operadores y comerciantes que introduzcan en el mercado europeo, comercialicen o exporten desde la Unión ganado bovino, cacao, café, palma aceitera, caucho, soja y madera.
Al gremio exportador la clasificación dada al país es desacertada y “evidencia la falta de un análisis contextual profundo de las realidades productivas, ambientales e institucionales de los países evaluados”, indica Anecacao.
Asegura que Ecuador ha demostrado un firme compromiso con la conservación ambiental, el monitoreo de su cobertura forestal y la producción sostenible de cacao bajo sistemas agroforestales. Y desde hace años se ha avanzado en políticas públicas, certificaciones sostenibles, trazabilidad digital y programas de reducción de emisiones derivadas de la deforestación. “Estos esfuerzos no han sido adecuadamente reflejados en la clasificación realizada por la Unión Europea, lo que coloca a nuestro sector en una situación de desventaja“.
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Ante ello, el gremio cree que se debe articular una respuesta proactiva y estratégica. “No se trata únicamente de una defensa nacional: proponemos que el país lidere una posición conjunta a nivel sudamericano, sumando a países con estructuras productivas similares y preocupaciones compartidas. Solo así será posible impulsar una revisión de criterios más equilibrada, que considere la diversidad de modelos agrícolas, el peso de la agricultura familiar y el esfuerzo histórico de nuestros productores por sostener prácticas responsables”.
En paralelo, como sector, se seguirá avanzando en mecanismos de trazabilidad, fortalecimiento de capacidades y cooperación técnica con los socios internacionales. “Estamos abiertos al diálogo y dispuestos a colaborar con la Unión Europea para encontrar soluciones que, sin dejar de ser firmes en sus objetivos ambientales, sean justas y viables para los países productores”. (I)