Los 133 cardenales electores del próximo cónclave están en Roma para elegir al sucesor del papa Francisco y definir el futuro de la Iglesia de 1.400 millones de católicos.

Los llamados “príncipes de la Iglesia” se encerrarán a partir del miércoles en la Capilla Sixtina hasta elegir al nuevo pontífice en un cónclave incierto y sin claros favoritos. Deben permanecer sin teléfono ni acceso a internet ni a medios de comunicación, y guardar secreto sobre todo lo relativo a la elección del nuevo sumo pontífice.

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Los purpurados pueden acceder a sus habitaciones desde este martes hasta la misa del miércoles en la basílica de San Pedro que precede al cónclave. Para entonces, deberán haber dejado a buen recaudo sus celulares.

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El personal que les prestará apoyo durante la elección: médicos, ascensoristas, personal de comedor y de limpieza, también juró el lunes guardar el secreto de lo que ocurra, so pena de excomunión.

¿Cuál fue el cónclave más extenso de la historia?

Este martes, los purpurados participaron en su última reunión preparatoria que celebran casi a diario desde el deceso de Jorge Mario Bergoglio el 21 de abril y en las que abordan varias cuestiones sobre la Iglesia.

Entre otros temas ya conversaron sobre las finanzas vaticanas, el escándalo de las agresiones sexuales, la unidad de la Iglesia y el perfil del próximo papa, al tiempo que muchos aprovecharon para conocerse por primera vez.

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Las discusiones alimentan además su reflexión de cara al voto final en la Capilla Sixtina, ante el fresco del Juicio Final pintado por Miguel Ángel en el siglo XVI y a puerta cerrada.

Un cónclave histórico: 71 representantes de países diferentes de los cinco continentes y una media de 72 años

El cónclave

El cónclave empezará oficialmente el miércoles. A partir de las 15H00 de ese día, se cortarán las señales telefónicas en el interior del Vaticano para aislar a los purpurados de influencias externas, anunció la Santa Sede.

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Todos los cardenales se reunirán en secreto a partir de esa tarde y votarán bajo los frescos de Miguel Ángel hasta que un candidato tenga una mayoría de dos tercios.

Y mientras, decenas de miles de personas en la plaza San Pedro y millones por televisión mantendrán la mirada fija en la pequeña chimenea instalada en el techo del majestuoso edificio a la espera de noticias.

Humo negro, sin consenso, habrá otra votación; humo blanco, “Habemus papam”. (I)