Los navegantes portugueses que llegaron a sus costas en la primera mitad del siglo XVI lo llamaron Japón, deformación fonética de Nipón, su nombre aborigen, que significa país del sol naciente. El mito fundacional da cuenta de que una pareja de hermanos Izanagi e Izanami desde el cielo hundieron una lanza enjoyada en el mar, cayendo 4.223 gotas que componen igual número de islas del archipiélago de Lejano Oriente. Aprendiendo la cópula de los renacuajos originaron la raza japonesa, que, desde el punto de vista etnográfico, al margen de fábulas, está compuesto por un linaje blanco primitivo proveniente del norte de China, uno amarillo mongol llegado de Corea hacia el siglo VI a. C., y otro oscuro, malayo o indonesio, difundido posteriormente desde las islas del sur.