La mascarilla se ha convertido en un producto más de la canasta básica familiar, ese grupo de bienes y servicios necesarios para un hogar compuesto por cuatro miembros, según lo define el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), y que incluye un rubro de cuidado de la salud.

La venta de esta prenda de bioseguridad dejó de ser un implemento exclusivo de personal médico y de otras actividades similares para convertirse en un artículo común e importante en la lucha contra el coronavirus. Se la encuentra en farmacias, tiendas de conveniencia de gasolineras, despensas de barrios y en la vía pública, en semáforos, quioscos de vendedores autónomos.

Sin embargo, según los expertos, la ciudadanía debe tener en cuenta varias recomendaciones para no exponerse a riesgos en su salud.

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Antes de adquirir una mascarilla, señala la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), el consumidor debe identificar el tipo de mascarilla necesaria según la actividad o ambiente en el que se va a desenvolver.

“Primero tiene que conocer la diferencia entre mascarillas de uso civil, mascarillas quirúrgicas y respirador, debido a que no son sinónimos”, aclara la institución en su respuesta a EL UNIVERSO.

Guayaquileños usando mascarillas de diferente tipo de materiales. Archivo. Foto: MARCOS PIN

Las mascarillas más comunes en el mercado son las siguientes:

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  • Máscara facial de uso civil: una máscara, con o sin protector facial, que cubre la nariz y la boca del usuario y puede o no cumplir con los niveles de barrera de fluido o eficiencia de filtración. Estándar de calidad: GB2626-2006
  • Máscara quirúrgica o de uso hospitalario: una máscara que cubre la nariz y la boca del usuario y proporciona una barrera física a los fluidos y materiales en partículas. La máscara cumple con ciertos estándares de protección de barrera contra fluidos y pruebas de inflamabilidad de clase I o clase II 6. Estándar de calidad: GB 19083-2010, YY 0469-2011, YY/T 0969-2013 o NIOSH-42-CFR84.
  • Respirador N95: un respirador desechable de máscara facial con filtro de media máscara (FFR) que cubre las vías respiratorias del usuario (nariz y boca) y ofrece protección contra materiales particulados con un nivel de eficiencia de filtración N95 según 42 CFR 84.181. Tal N95 FFR utilizado en un entorno de atención médica. Estándar de calidad: N95 (NIOSH-42-CFR84), FFP2 (EN149:2001) o KN95 (GB2626-2006).

“Si bien las tres cumplen la función de protección, su eficacia dependerá de la exposición a la que se someta la persona, por eso es necesario cumplir con todo el protocolo de bioseguridad para disminuir el riesgo de contagio”, insiste la Arcsa y añade otras recomendaciones importantes:

  • Adquirir mascarillas en establecimientos que cuenten con permiso de funcionamiento para comercializar dispositivos médicos.
  • Asegurarse de que las mascarillas cuenten con registro sanitario vigente, lote, fecha de expiración impresos en la caja.
  • Y que las mascarillas se encuentren en un empaque hermético y sellado.

De vuelta a clases presenciales. ¿Qué mascarilla debe usar mi hijo? ¿Cubrebocas de tela común? ¿Protector facial?

Los consumidores pueden confirmar la información que consta en las etiquetas o envoltorios de los productos. Por ejemplo, para consultar los registros sanitarios se puede ingresar a un asistente digital en el sitio http://archie.controlsanitario.gob.ec/#/. Si el ciudadano necesita revisar el listado de dispositivos médicos aprobados, puede chequear una base de datos en https://www.controlsanitario.gob.ec/base-de-datos/. En cambio, si los usuarios quieren denunciar una anomalía en un producto, se la debe presentar a través de la aplicación Arcsa Movil.

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La urgencióloga pediatra Natali Rubio advierte a la ciudadanía si adquiere esas mascarillas sin un origen de producción claro.

“Hay que tener cuidado con la compra de estos insumos ya que no conocemos de dónde provienen pese a que puede ser que simplemente hayan hecho paquetes más pequeños de cajas con registro sanitario, no tendremos la certeza. No prestan la barrera necesaria contra el SARS-CoV-2”, indica Rubio.

La especialista comenta que se abastece, tanto para su hogar como para su trabajo, de cajas de mascarillas quirúrgicas y N95. “Sin embargo, el uso de mascarillas de tela es una alternativa en lugares abiertos”, refiere.

En el apartado Preguntas y respuestas sobre la COVID-19 y las mascarillas, del portal web de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se detallan las especificaciones que se deben considerar en el caso del uso de mascarillas de tela:

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Las mascarillas de ese tipo deben confeccionarse con tres capas:

  • Una capa interna de material absorbente, como el algodón.
  • Una capa intermedia de material no absorbente y que no esté tejido, como el polipropileno.
  • Una capa exterior de material no absorbente, como el poliéster o una mezcla que contenga poliéster.
Ficha gráfica sobre el uso de mascarilla. Crédito: OMS.

“Si compra una mascarilla de tela en una tienda, compruebe que cumple las normas nacionales de desempeño”, advierte la organización internacional.

Por qué debo seguir usando mascarilla después de vacunarme

El uso de una mascarilla correcta, dicen los especialistas, es clave para reducir las probabilidades de contagio, aun si las personas cuentan con las dosis correspondientes de la vacuna contra el coronavirus de Wuhan. Ese mensaje se ha enfatizado en campañas de comunicación oficial para reducir el avance de las diferentes cepas del virus que circulan todavía en el país.

Ecuador supera el medio millón de casos registrados desde que se inició la pandemia, el año anterior, y unas 32.000 muertes, según los reportes de la Universidad Johns Hopkins. (I)