Hace un año y medio, precisamente el sábado 31 de agosto de 2019, el piloto quiteño Juan Manuel Correa sentía la más pura emoción de competir en el circuito de Spa-Francorchamps del Gran Premio de Bélgica de Fórmula 2, considerando cada vuelta de llanta, cada curva de la pista, cada gota de adrenalina que encendía su espíritu un paso esencial en una ruta mucho más larga que lo llevaría a cumplir su gran sueño: convertirse —en un futuro cercano— en piloto de Fórmula 1.

Pero aquel día algo falló. Un terrible accidente en la vuelta 2 casi termina con su vida durante una violenta escena que fue vista por el mundo entero a través de la televisión y que provocó la muerte del piloto francés Anthoine Hubert.

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Hoy, el piloto ecuatoriano-estadounidense anuncia su incorporación a las pistas de Fórmula 3 con la escudería francesa Art Gran Prix, tras haber aprovechado el 2020 y el encierro obligado que produjo la pandemia del COVID-19 para reencontrarse con su familia en Quito y trabajar duramente en su rehabilitación. Esta incluyó una veintena de cirugías y un exoesqueleto para recuperarse de las lesiones que sufrió en su pierna derecha, la cual estuvo en riesgo de ser amputada, logrando su mejora en un tiempo menor al previsto por los médicos.

Ecuatoriano Juan Manuel Correa sufre impactante accidente en circuito de la F2, en Bélgica

¿Cómo regresa Juan Manuel a las pistas? Pues, además del aspecto médico, retornará tras haber vivido un acercamiento especial con sus padres y hermanos, además de sentir la madurez para mudarse a Barcelona (España) junto con su novia. Así está la vida de este joven deportista de 21 años que en Europa retoma el riesgoso camino de la velocidad iniciado en su niñez.

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El piloto Juan Manuel Correa y su novia, la danesa Mette Hogh, viven en Barcelona. Foto: Ricardo Larreina (cortesía).

Campeón mundial de karting

Desde sus primeros años mostraba la esencia pura del deportista, especialmente practicando fútbol y tenis, pero en esas novatas incursiones jamás lucía como el mejor ni el más hábil, tampoco el más amiguero. “Era un poco tímido, nunca fui sobresaliente”, indica Juan Manuel en una entrevista vía Zoom que desde Barcelona brindó a La Revista.

Pero aquello cambió cuando a los 5 años se subió a una bicicleta y percibió por primera vez el vértigo por la velocidad, lo cual se acentuó poco después cuando ya manejaba una pequeña moto en la hacienda de su abuela, quizás para imitar a su padre y tío, quienes solían participar en carreras de motos en el país.

Sin embargo, su gusto por la velocidad habría quedado allí, sumergido en caminos rurales que alborotaba con su motito veloz, si no fuera porque su padre, quien ya para entonces corría en rally, había invitado a la hacienda al piloto Patricio Larrea, quien tenía un equipo de karting: “Me vio a las 05:00 de la mañana en mi moto, dando vueltas alrededor de la hacienda, y le dijo a mi padre: ‘Deberías llevarlo al cartódromo’”. Lo llevaron y desde entonces vive la velocidad en cuatro ruedas.

Juan Manuel Correa vuelve a las pistas por primera vez desde el accidente en Spa-Francorchamps

Juan Manuel, quien para entonces ya tenía 7 años de edad, sentía que era realmente hábil en el karting. “Terminé segundo en mi primera carrera; desde el comienzo me fue muy bien”. Entrenaba con Patricio, demostrando que no tenía miedo a la velocidad, que sabía concentrarse en el camino y que manejaba de una manera muy eficiente. “Debes mantener la mayor velocidad en las curvas y hacer el menor recorrido posible. Suena raro, pero hay muchas matemáticas en las carreras y mucho cálculo, es muy preciso… debes encontrar los ángulos perfectos (al girar)”.

El piloto ecuatoriano Juan Manuel Correa visitó en agosto el circuito belga de Spa-Francorchamps, donde tuvo el accidente en el 2019, en carrera de la Fórmula 2.

También era consciente de que, al dar vueltas alrededor de una pista, llegaba a conocerla tan bien que buscaba perfeccionar su recorrido. “Buscas la vuelta perfecta… eso siempre me ha gustado. Es como una carrera contra ti mismo”. Y desde entonces ha soñado con ser un piloto de Fórmula 1. “Nunca he pensado en nada más desde los 7 años de edad”.

Su carrera deportiva lo llevó en el 2013 a ser campeón de karting en Estados Unidos, país al cual se mudó con su familia cuando tenía 10 años, debido al trabajo de su padre, y poco después en el mismo año ganó el campeonato mundial en esa disciplina. “Y tres meses después estaba en un avión, a los 14 años, con mis maletas, en solitario y con el permiso de mis papás para mudarme a Italia, donde está el mayor nivel del automovilismo mundial”.

Había ingresado al equipo italiano Prema Powerteam. Desde entonces ha ascendido por las categorías Fórmula 4, Fórmula 3 y Fórmula 2, en la cual ha conseguido podios y lastimosamente tuvo el accidente. “Solo hay 20 pilotos en el mundo que corren en Fórmula 2 y compiten para llegar a Fórmula 1”.

En el 2020 vi a mi familia más tiempo que en los siete años anteriores... Y fue muy positivo.

Juan Manuel Correa

La recuperación con la familia

El accidente en Bélgica provocó que Juan Manuel regresara a la vida hogareña en Quito, de la cual se había alejado a los 14 años, también al locro de papa con queso, al hornado y a las empanadas de morocho, sus platillos ecuatorianos favoritos.

“Fue un reto grande reincorporarme a la vida familiar”, menciona, porque reingresó a una estructura con horarios establecidos para realizar ciertas actividades en conjunto, como cenar o levantarse de dormir, marcadas sobre todo porque su hermano de 17 años y hermana de 12 siguen en el colegio.

Juan Manuel Correa: ‘Estaré listo para manejar en la Fórmula 3, incluso antes que para caminar’

Aquello era un cambio en su estilo de vida, ya que en Europa era muy independiente, lo cual generó algunas discusiones iniciales. “Me decían que me acostaba muy tarde, que me despertaba muy tarde… Pero fue una buena experiencia. A la final me acostumbré y hallamos un buen ecosistema entre todos”, indica con una sonrisa por haberse reencontrado con el cariño cercano de sus padres. “En el 2020 vi a mi familia más tiempo que en los siete años anteriores. También porque pasamos 3 meses casi sin salir (debido a la pandemia). Fue increíble. Volvimos a conocernos todos en muchos sentidos. Y fue muy positivo”.

Incluso hubo esa reconexión con sus hermanos menores, que por su edad adolescente ya buscaban ser más independientes, pero el confinamiento los unió a todos. “No les quedó más opción (sonríe), fue divertido”, dice recordando, por ejemplo, las largas sesiones de juegos de video con su hermano, en simuladores de carros (Juan Manuel ganaba) y el juego de guerra Call of Duty (su hermano le deba palizas). “Somos una familia bastante unida”.

Aprovechó el tiempo también para hacer unos cursos básicos de negocios de Harvard, ya que también le interesa desarrollarse en esa área. “Desde pequeño mis padres me han enseñado a esforzarme por lo que quiero”. Y eso también lo ha inspirado en su recuperación.

Enamorado en Europa

Juan Manuel llevó todos esos recuerdos a Barcelona, donde desde hace un mes continúa con su rehabilitación (consultorios, gimnasio y piscina) en compañía de su novia, Mette Hogh, con quien reside. “Ella es influencer en Instagram, YouTube y hace campañas con marcas de ropa, cosméticos y ese tipo de productos”. Su cuenta de Instagram la muestra como una aficionada a los días soleados, al capuchino, los cruasanes, al jugo de naranja, al tenis y al mismísimo Juan Manuel, a quien califica como su San Valentín de todos los días y su mejor amigo.

“Con Mette nos conocimos hace dos años o más en un after party en Abu Dabi, después de la carrera. Entonces ella salía con otro piloto, con quien terminó después. A los 5 meses ella me escribió y comenzamos a estar en contacto”.

Cuando tuvo el accidente ella fue a visitarlo en el hospital de Londres, y desde entonces comenzaron a verse un poco más. “La relación comenzó oficialmente cuando estábamos en Bélgica, en el circuito del Spa, en el aniversario del accidente”. Ella vivía en Dinamarca y él en Miami, pero ahora residen juntos en Barcelona.

Mette es ahora su gran compañía, incluso desde antes, ya que estuvo con él en Quito para las fiestas de diciembre, por lo cual estuvieron juntos en el emotivo inicio de este año, que ahora esperan afiance la recuperación de Juan Manuel y su regreso a las pistas, que comenzaron a darle ilusiones desde los 7 años de edad, cuando comenzó a trabajar duro para algún día llegar a la Fórmula 1. Seguro lo conseguirá. Los sueños de un niño son difíciles de romper.