Los griegos tomaban muy en serio las tragedias. En los años culminantes de poderío económico, militar y cultural, allá por el gran siglo V a. C., los ciudadanos de la Antigua Grecia se congregaban anualmente para asistir, mejor dicho, para experimentar de primera mano las tragedias que se representaban en sus teatros. Las producciones de tragedias, los arreglos de los escenarios, las tramas que se exhibían, los comentarios de los espectadores y hasta las agrias disputas que se producían, todo ello era parte importante de la vida de la primera democracia de Occidente.