Eduardo tenía dos maletas y a sus dos hijas, de 2 y 3 años, que corrían junto a él. Llegó a la terminal de Guayaquil para conseguir un pasaje hacia Manta (Manabí) para vivir con su madre, ya que dejó de trabajar momentáneamente en Guayaquil debido al paro nacional; sin embargo, la venta estuvo suspendida por bloqueo de vías.