El escuchar la expresión “sacrificio humano” podría remitir rápidamente a culturas prehispánicas, dice en una entrevista a este Diario la escritora María Fernanda Ampuero. Pero su segundo libro de cuentos, publicado hace apenas unos días, habla de los sacrificios que están arraigados en la cotidianidad, por lo que su denominación Sacrificios humanos resulta ser más que un título acertado.

“Cuando ya tenía muy claro que el título iba a ser ese, descubrí que los incas tenían una modalidad de sacrificio humano terrible que era enterrar vivos a los niños...”, dice.

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Un título que —dice— nació mientras escribía el primer cuento, Biografía, cuando salió la expresión “sacrificios humanos” para describir qué era una mujer inmigrante. “En esa toma de decisión de una familia, en el minuto antes que decides emigrar, siempre hay alguien que da el paso al frente y normalmente ese alguien es el más valiente, el más generoso, es al que le parece que dar un paso al frente es necesario para su familia”, dice.

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“Lo que pasa con los emigrantes es que efectivamente se convierten en el sacrificio humano de su comunidad, de su pueblo, de su casa, de su país, para acallar el hambre de un dios voraz que es el dinero y el sistema capitalista”, añade la guayaquileña que hace 20 años migró por primera vez.

Ahora, desde su rincón cerca del mar, conversa sobre esta obra que se perfila dentro del género del terror, con relatos que se desarrollan en medio de la violencia desmedida. “Tenía la idea de hacer un libro claramente del género del terror, haciéndole muchos guiños al lector de este género, que se dé cuenta de muchas cosas más de las que te imaginas, que solo un experto loco del género del terror, como soy yo, puede pillarlas”.

“El terror apela a una parte bien primitiva del cerebro, pero al mismo tiempo te permite hablar de dolores humanos y conmover en el espectador una parte de su alma que la hace universal”, agrega.

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La violencia como eje

Una de las temáticas que se abordan en Sacrificios humanos es la violencia a la que se ve expuesta la comunidad, en especial las mujeres. «Las decapitadas, las despellejadas, las violadas hasta la muerte (...) las degolladas, las ahogadas que se comieron los peces, las desangradas, las perforadas, las deshechas en ácido, las golpeadas hasta la desfiguración. Ellas, todas ellas, pidieron ayuda a dios, al hombre, a la naturaleza», dice un extracto del primer cuento del libro.

“Escribir eso fue muy difícil para mí, fue muy doloroso; hay quienes dicen que yo escribo para escandalizar, y realmente creo que más bien lo que escandaliza es que haya gente a la que esto de aquí no le haga dar alaridos (...); lo que debería ser tabú es la indiferencia”, confiesa y cita —entre otros ejemplos— un suceso descubierto en este año: el caso de las niñas que eran prostituidas y violadas por sus padres, familiares y vecinos en Puerto Quito.

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“A mí me genera mucha sospecha cuando una sociedad no pone el grito al cielo frente al incesto, por ejemplo, porque no hubo un paro nacional por la niñas de Puerto Quito... ¿Quién está diciendo que esto no es tan grave?”, sostiene.

Portada del libro 'Sacrificios humanos', de María Fernanda Ampuero.

Su libro está compuesto por doce cuentos: Creyentes, Silba, Elegida, Hermanita, Sanguijuelas, Invasiones, Pietà, entre otros.

“Creo que en muchos casos se va a encontrar a sí mismo, una persona insegura... Hablo mucho de las inseguridades físicas, hablo mucho de la adolescencia... Yo siento que una de mis obsesiones es el tema de hacerte adulto, de madurar... Siempre me han generado fascinación las fronteras turbias, la penumbra...”, cuenta sobre su obra.

“Yo siento que el lector va a encontrar ese yo adolescente que no se siente parte, que no se siente bello, que no se siente aceptado por su familia o por los demás, que siente que es un freak, que se siente un monstruo y no sabe por qué; hablo del bullying, hablo de la pérdida, hablo del amor y del fin del amor en el cuento Sacrificios, por ejemplo”, sigue.

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Dos de sus cuentos van dedicados a lo que ella califica como las mujeres a las que no han querido rescatarles el nombre. Por ejemplo, su texto Edith está basado en el personaje bíblico, la mujer de Lot.

“Quise hacer un cuento donde ella explica por qué mira atrás, es un cuento dolorosísimo, pero al mismo tiempo me quedo con la satisfacción de que ese llanto tenga un nombre”, menciona.

Otro cuento está dedicado a Lorena Gallo (conocida popularmente como Lorena Bobbit): “A Lorena Gallo le quitaron su nombre y su estatus y su historia, y se convirtió en el caso más mediático de mi infancia y que se convirtió en un chiste...”.

Una narrativa sensorial

La descripción de cada detalle, de los olores que perciben sus personajes, de los dolores que sufren... todo ello es parte del elemento narrativo que emplea Ampuero en su obra.

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“Lo que intento es hacer sentir a la gente lo que yo sentía en esa butaca del cine Inca (un cine que funcionaba en el sur de Guayaquil): morirme del miedo, de la ilusión, esa cosa tan profunda que es la inmersión que hace el cine... Lo que intento es que todos tus sentidos me los entregues voluntariamente y por este placer de vivir la ficción, y que sea una experiencia sensorial”, señala.

Ella atribuye esta manera de contar al cine: “Yo tengo que reconocer clarísimamente que yo me convertí en escritora gracias a la narrativa que aprendí del cine (...); es parte de mi formación literaria, de mi formación narrativa, de mi formación humana”.

‘A mí me interesa más ese baúl que el álbum familiar’

Ampuero explica que su obra invita al lector a cuestionarse lo que se conoce como autoridad o como lo correcto. Su olfato periodístico la lleva a escudriñar en los secretos que se suelen esconder en los hogares. “Las familias tienen un baúl miserable y monstruoso, lleno de todo lo que te puedas imaginar: racismo, hijos abandonados, hijos en otras mujeres, incesto... A mí me interesa más ese baúl que el álbum familiar”, dice.

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“Me parece que, en relación a la familia, como que seguimos con esa misma idea del Antiguo Testamento, del dios temor, del dios que genera temor, y eso solo puede conducir a la locura y al fascismo”, considera.

“Creo que la única manera de construir una relación sana es por medio del cuestionamiento, por medio del diálogo (...). Es la única manera de reparar heridas...”, añade.

Dónde encontrar ‘Sacrificios humanos’

Se encuentra en todas las librerías del país, como La Madriguera, Rayuela, Tolstói, Casa Morada, Palabra Lab, Mr. Books, Librimundi, entre otras. (I)