Mónica Ojeda no se define una escritora de género, prefiere explorar -a través de la literatura- por las emociones humanas, el miedo, quizás sea el sentimiento que más atrape su atención, generando de esta manera obras con historias duras, directas, sin tapujos que sacan de la zona de confort.

Lo que me interesa de escribir es tratar de crear libros que sean intensos, que sean capaces de generar emociones fuertes en quienes leen” Mónica Ojeda

La guayaquileña, quien se declara fascinada por la Sierra ecuatoriana, trae Las voladoras, su primer libro de cuentos. Un titular que evoca a una leyenda andina; hechiceras, abusos, violencia, y más, entretejen esta nueva obra en la que dice, sobrevuela el gótico andino.

En una entrevista con este Diario conversa sobre la obra publicada bajo el sello editorial de Páginas de Espuma, de España.

Publicidad

Su trabajo literario la ha llevado a situarse como una de las exponentes más importantes de la narrativa hispanoamericana. ¿Cómo lograr mantenerse en esta línea sin sentir presión por no ‘decepcionar’ al lector o a la crítica?

Lo principal es que yo empecé escribiendo sin ningún tipo de expectativa lectora... siempre escribí con ganas de ser fiel a mis propios proyectos literarios... cuando me empezaron a leer la presión fue creciendo porque me di cuenta que tenía interlocutores a ese otro lado de la escritura y lo que he hecho es básicamente intentar mantener ese espíritu inicial de olvidarme mientras estoy escribiendo que hay lectores, ser fiel a aquello que yo quiero transmitir, a aquello que quiero construir, esa la única manera en la que siento que puedo escribir, que siento que puedo ser sincera y a la vez disciplinada...

¿Por qué Las voladoras tienen que ver con el gótico andino?

Estos cuentos tienen personajes que están ubicados en la Sierra ecuatoriana, en ciudades, páramos o pueblos. Y los cuentos apelan a ese imaginario de altura, de los volcanes, de estar a más de tres mil metros por encima del nivel del mar y sobre todo de la mitología y la simbología que hay en esos paisajes, y por eso es que hablo de este libro como un libro de relatos que trabaja el gótico andino, porque está en plena andinidad, pero también porque aborda el miedo que se aloja en la simbología de esas tierras.

Tengo una fascinación muy enorme por el paisaje de la sierra ecuatoriana, un paisaje que a mí toda la vida me ha deslumbrado... digamos que tengo una geografía emocional muy cercana, muy vinculada con los paisajes de Ecuador.

Publicidad

El miedo, un sentimiento constante en el ser humano y también en su literatura. ¿Qué pasa cuando se lo plasma en un papel y se tejen historias a partir de este? ¿Qué ha encontrado Mónica detrás de este perturbador sentimiento?

Mi objetivo no es asustar, mi objetivo es que pensemos en el miedo, quiero decir que es una emoción fundamental, es primaria, pero es el origen de absolutamente todo. Es una emoción tan recurrente en nuestras vidas, tan determinante además...

El miedo no es siempre sobrenatural porque cuando escuchamos la palabra miedo, solemos pensar automáticamente en el terror sobrenatural, cuando en realidad le tenemos miedo a cosas constantemente que son más cotidianas, le tenemos miedo a las relaciones sentimentales, al amor, le tenemos miedo a no conseguir trabajo, le tenemos miedo a la muerte, le tenemos miedo a decir lo que pensamos, le tenemos miedo a a pasar vergüenza adelante de otro... o sea los miedos psicológicos que no tienen nada que ver con lo sobrenatural, son diversos, infinitos y estamos constantemente viviendo en ellos, por lo tanto me parece un terreno superfértil para estudiar lo humano.

Publicidad

los miedos psicológicos que no tienen nada que ver con lo sobrenatural, son diversos, infinitos y estamos constantemente viviendo en ellos, por lo tanto me parece un terreno superfértil para estudiar lo humano".

¿Será que Las voladoras hará volar la cabeza de más de un lector?

Espero que no, de hecho, en el sentido de que hay un cuento que se llama Cabeza voladora dentro del libro, y es un cuento que va sobre el feminicidio, así que espero que no vuele la cabeza de nadie.

Hay cuentos que van sobre violencias intrafamiliares, abuso infantil, pero también hay cuentos que van sobre el duelo, que van sobre el amor en sus vertientes más tabúes, cuentos que van sobre las relaciones entre nietas y abuelas, cuentos que van sobre el deseo y su vinculación con lo divino.

¿Por qué decide titular su libro como Las voladoras?

Es un libro que se llama Las voladoras porque apela a esta leyenda del pueblo Mira, de Ecuador, en donde se decía que había mujeres que se subían al techo, se untaban las axilas con miel y volaban. También en este libro hay brujas andinas, que son muy particulares, también están presentes los chamanes...

¿Será que el libro llega a hablarnos de lo que no se ha hablado en este confinamiento? La violencia intrafamiliar ha aumentado en este tiempo de encierro

El libro suscita una discusión seria y además comprometida sobre temas que tienen que ver con la violencia en general (...), a partir de la literatura podemos hablar de otros temas que nos tocan tan de cerca...y que son tan importantes, y que a mí me importan además porque soy feminista y porque en mi vida me siento muy comprometida con la causas en las que participo...

Publicidad

Su literatura está allí para bajarnos de las nubes y recordarnos el lado oscuro de la vida. ¿Qué la lleva a preferir este tipo de historias?

Creo que tiene que ver con un interés por estudiar esas partes de las emociones humanas que suelen perderse entre los matices. En el fondo me interesa muchísimo ver hacia la oscuridad, no porque la oscuridad sea sinónimo de algo tenebroso siempre, si no porque la oscuridad también puede ser apacible y puede ser un lugar de confort... no siempre lo oscuro implica algo negativo, me interesa ese contraste.

En el fondo me interesa muchísimo ver hacia la oscuridad, no porque la oscuridad sea sinónimo de algo tenebroso siempre, si no porque la oscuridad también puede ser apacible"

Los lectores tienen muchas expectativas por su próximo libro (su lanzamiento oficial es el 07 de octubre), en redes sociales más de uno ya está separando su ejemplar con las librerías. ¿Cómo lo toma usted?

Me hace sentir a la vez feliz y a la vez nerviosa, al principio como no tenía tantos lectores pues escribía con más libertad y con menos preocupación... y ahora -cierto que escribo conservando mis proyectos personales- pero ya tengo conciencia que hay personas que están esperando mis libros... y en este momento estoy igual de emocionada que de nerviosa, y quiero decir que es la primera vez que me ocurre.

Su participación en la FIL

De 16:00 a 17:00 participará con Santiago Vizcaíno en la charla El horror buscado. Mañana a la misma hora presentará Las Voladoras, bajo la conducción de María Fernanda Ampuero. Las conferencias son gratuitas y por Zoom, accediendo a www.libroguayaquil.com y registrándose con sus datos a cada una de ellas. El aforo es limitado.

Sus recomendaciones literarias

Mónica Ojeda destaca que las escritoras ecuatorianas han hecho un trabajo admirable, llegando incluso a publicar sus obras con editoriales extranjeras. A propósito de esto, sugiere leer a algunas de ellas: Sanguínea, de Gabriela Ponce; Siberia, de Daniela Alcívar, y Nuestra piel muerta, de Natalia García Freire.

Su caminar

En el 2017 fue incluida en la lista Bogotá39, que reúne a los mejores narradores menores de 40 años de Latinoamérica. En el 2014 su primera novela, La desfiguración Silva, ganó el Premio ALBA Narrativa. Con su obra Nefando entró al mercado editorial extranjero, esta novela fue catalogada una de las diez obras del “nuevo boom de literatura latinoamericana” por El País, diario que en el 2018 ubicó su libro Mandíbula como uno de los mejores de ese año.

También ha publicado poemarios como El ciclo de las piedras e Historia de la leche. (I)