El fallecido diseñador Giorgio Armani dejó estipulaciones muy claras en sus últimas voluntades acerca del destino de la marca que lleva su nombre.

En documentos manuscritos fechados en marzo y abril de 2025, el modisto indicó quiénes, cuándo y bajo qué condiciones podrán adquirir parte de su empresa, y reforzó el papel de la fundación Giorgio Armani como garante de la identidad y los valores que sostuvieron medio siglo de historia.

Según el testamento abierto ante notario el 9 de septiembre, los herederos deberán poner a la venta el 15 % de la compañía dentro de los primeros 18 meses tras la muerte del diseñador. Luego, entre los tres y cinco años posteriores, se liberará otro bloque que va del 30 % al 54,9 %, para ser negociado bajo criterios establecidos.

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Armani no dejó la puerta abierta a cualquier comprador: su testamento señala que deben considerarse primero conglomerados con presencia en el sector de lujo o con vínculos comerciales ya existentes con la marca. Menciones explícitas incluyen empresas como LVMH, L’Oréal o EssilorLuxottica.

Si esas ventas no se concretan, entonces se podrá contemplar una salida a bolsa pero con restricciones temporales.

Armani, que no dejó descendientes directos, acumuló una fortuna estimada en alrededor de 12.000 millones de euros, según las cifras más recientes. (E)