El gesto es la encarnación del verbo. En otras palabras, una acción es un pensamiento que se manifiesta. Un pequeño gesto nos denuncia, de modo que tenemos que perfeccionar todo, pensar en los detalles, aprender la técnica de tal manera que se vuelva intuitiva. La intuición no tiene nada que ver con la rutina, sino con un estado espiritual más allá de la técnica.