Mis recuerdos de niño en la calle Panamá están llenos de aromas, paseando por la calle Luzárraga y Panamá viendo a los trabajadores con rastrillo en mano tender pepas de cacao al sol en las veredas repletas de sacos de yute. Aromas indescriptibles a miel, chocolate, fermento y sudor llenaban el ambiente hasta el malecón. Si bien en esa época la ría ya no era el epicentro logístico de exportación de la pepa, pues el nuevo puerto marítimo estaba en operación, quedaban los vestigios de la actividad de una zona que fue la responsable de la modernización y el auge de Guayaquil.

No creo equivocarme al decir que hay tres productos que definen el desarrollo económico de la ciudad y, por consiguiente, del Ecuador: en las últimas décadas, el camarón. A mediados del siglo pasado, el banano; y sin duda el icónico, a inicios del siglo XX, el cacao. De hecho, se podría definir al Ecuador casi como un país distinto antes y después del boom del cacao.

Desde su independencia hasta finales del siglo XIX el país vivía un crecimiento moderado, tanto que parecía estancamiento, letargo, con una economía relativamente cerrada y total inmovilidad social. En la Sierra, los grandes latifundios utilizaban la mano de obra indígena en un régimen de explotación, y en la costa pocos sectores habían logrado generar ventajas competitivas, hasta que el cacao fino de aroma, producido sobre todo en las provincias de Guayas y Los Ríos, llegó a los mercados internacionales, generando un boom económico en el país.

Así, es meritorio que en la calle Panamá, y sobre todo en la casa Guzmán, se haya establecido en Museo del Cacao. Lo visitamos hace pocos días. Comenzamos por el Tour en la Chocolatería de Jean Paul Burrus, un industrial francés de fama mundial que proviene de una familia que tiene cuatro generaciones en el mundo del chocolate. Al entrar, encontramos en la planta baja una pequeña fábrica con todas las estaciones del proceso, que iluminan al visitante descubriendo como la mazorca puede terminar transformada en una deliciosa barra de chocolate al 70 %. Subiendo la escalera original de la Casa, otrora hogar de una familia de los Gran Cacao, vestida de un maravilloso mármol italiano y pasamanos de madera con hierro forjado, nos vamos adentrando en la historia del cacao en nuestra región. Tierras ecuatorianas tienen el privilegio de ser las que alojan los restos de cacao más antiguos encontrados en el mundo, hace 4.000 años, siglos antes de que este producto se conozca en México, confirmando que Ecuador es el origen del cacao, así como este es el origen y causa del Ecuador moderno.

El Museo del Cacao es una visita obligada para cualquiera que sea o se sienta guayaquileño. (O)