En América Latina, un fenómeno dramático fue el de los desaparecidos durante la década del setenta, debido a la represión de dictaduras militares en el Cono Sur y América Central, sobre todo, ejercida contra ciudadanos considerados enemigos.
En un célebre poema, Ernesto Cardenal, el monje trapense de Solentiname, se dirige a Dios para recomendarle reciba en su seno a la “muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe”
Así, “Vargas Rosa”, ha apodado algún ingenioso a Mario Vargas Llosa, en alusión a que el admirado y denostado escritor peruano ha saltado a las portadas de las revistas de la prensa rosa.
Admito que fueron dolorosos los seis goles que la selección femenina de Camerún le hizo a la nuestra en el recién inaugurado Mundial Femenino de Fútbol en Canadá. Sin importar su nacionalidad, me entusiasman las atletas, basquetbolistas, futbolistas, lanzadoras de bala o jabalina, mientras que el box femenino me resulta intolerable: mucha violencia para tanta belleza.
Tal vez solo un corazón de piedra no se conmueva con la imagen de las dos mujeres morenas y de aspecto humilde que, vestidas con una especie de saya de tela vasta y tomadas de la mano, desfilan por las calles de La Habana.
Un alemán que la amaba y una muchacha que con unción se había dedicado a traducir sus canciones me la habían presentado; ahora, a propósito de un taller de Dairo Sánchez, doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos en la Universidad Andina Simón Bolívar, tenía la oportunidad de volver a escuchar a Billie Holiday, (Estados Unidos, 1915-1959)
A propósito de los trágicos hechos alrededor de Charlie Hebdo y de acontecimientos ocurridos con caricaturistas y humoristas locales e internacionales, se ha hablado mucho de un tema jocundo.
Una corriente rusa de estudios literarios planteaba que la literatura protagoniza un incesante movimiento de alejamiento y acercamiento a la tradición, y que, paradójicamente, cada gesto de ruptura alimenta la misma tradición.