Esta idea y al mismo tiempo propuesta ha sido y es tan recurrentemente planteada por la sociedad civil ecuatoriana que hasta siento una suerte de pudor al traerla a este espacio. Sin embargo, claro está, creo que debo hacerlo.

Nótese, distinguidos lectores, que con clara conciencia, en el párrafo anterior, he escrito que es la comunidad ciudadana la que considera esta posibilidad para que enfrentemos y paulatinamente superemos el estado actual de cosas. Los gobiernos deberían haber liderado esta histórica iniciativa, sin embargo, no lo han hecho pese a que algunos intentaron incorporar a gente organizada o a individuos a la tarea de gobernar. Sin duda que ese camino es complejo, azaroso y difícil, por los intereses en juego y también por los niveles de civismo de la sociedad, que no siempre piensa en el bien común, pretendiendo algunos la instauración del caos y el desorden, porque son escenarios en los cuales medran.

El argumento de haber ganado las elecciones con un plan de gobierno que fue, en principio, votado por los ciudadanos, no es suficiente para solicitar al conjunto social que adhiera, sin beneficio de inventario a esa visión, que en el caso del Ecuador, no ha sido conocida por los votantes, no necesariamente por culpa de los candidatos, sino por la cultura local que evidencia que los procesos electorales se ganan o se pierden por la preeminencia de otros elementos, como ofertas de campaña sin sustento o el rechazo a grupos a los que se les considera como indeseables.

El Gobierno es el llamado a liderar el proceso de construcción de un gran pacto nacional, porque enfrentar al crimen y a la decadencia social nunca será una posibilidad viable si se lo hace de manera unilateral y menos aún con acciones solamente de fuerza. Es necesaria una gran cruzada nacional –nuevamente los lugares comunes– para enfrentar el deterioro que se vive en ciudades y campos del territorio: minería ilegal, narcotráfico, corrupción institucional, lavado de dinero, depredación de la naturaleza, tala indiscriminada de bosques, caza y captura de especies animales para el comercio ilegal internacional, mafias, robos, asesinatos, pesca devastadora de todas las especies, grupos armados y violentos que actúan cuando quieren.

Nunca vamos a salir de la oscuridad, solamente con las acciones que actualmente se ejecutan. Debemos unirnos. Debemos ser convocados por el Ejecutivo, para que trabajemos con el objetivo de enfrentar al flagelo que cada vez se impone con más fuerza. Barrios, universidades, empresas, microempresas, sindicatos, asociaciones profesionales, colegios profesionales, instituciones, ciudadanos independientes, partidos y movimientos políticos y sociedad civil debemos interactuar, liderados por el Ejecutivo, insisto, para luchar en contra de la maldad y el crimen. Si se puede, claro que se puede.

Todos los ámbitos de intervención son importantes. Sin embargo, los fundamentos de la lucha deben ser la búsqueda de la justicia social, el combate a la pobreza, mejorar los sistemas de salud y educación públicos, la protección del medioambiente y el respeto al imperio de la ley. (O)