Los combates en Oriente Medio, iniciados por Israel en contra de Irán, y las posiciones belicosas adoptadas por las grandes potencias, especialmente las nucleares, obligan al Ecuador a replantearse su política exterior.

Cuando las grandes potencias militares, de uno y otro bando, se rugen entre ellas, se movilizan, y pueden llegar a enfrentamientos mayores, sería peligroso alinearnos con uno de los bandos, pues nos expondría a ser considerados enemigos por el otro.

En el internet todos podemos ver el mapa de las bases que poseen esas potencias, y, sobre todo, de quien mayor número tiene, y bajo cuya área de influencia nos encontramos.

Las fábulas milenarias de Esopo nos enseñaron del peligro que se corre de ser aplastado si uno está cerca cuando los toros se pelean. Desde los años noventa me opuse a la concesión de la Base de Manta. Hay que revisar las estadísticas que comprueban que durante la concesión los índices de violencia aumentaron, no disminuyeron; más bien disminuyeron a su término. En la Base operaban unos 400 soldados –extraños a las funciones policiales–, cumpliendo funciones de interés para su gobierno. Una base militar estadounidense en territorio ecuatoriano sería una provocación a las fuerzas adversarias que están probando su gran poderío.

Decía que es mejor guardar prudente distancia de quienes se pelean. Ya tuvimos una experiencia adversa cuando ofrecimos material bélico ruso a los Estados Unidos, para su uso por Ucrania contra Rusia, de lo que tuvimos que desistir ante la protesta de esta última, de cuya autorización necesitábamos según el contrato de adquisición. La canciller insistió en hacer ese traspaso diciendo que solamente se trataba de chatarra, lo que no satisfizo a Rusia.

En estos días, el presidente argentino –que entiendo judío- ha apoyado a Netanyahu, el premier israelí, y ha ofrecido mover su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, lo que va en contra de la Resolución de la ONU, que considera a esta última ciudad territorio en disputa. En respuesta, Irán ya considera su enemiga a la Argentina.

Está bien que Ecuador mantenga relaciones comerciales con Israel, pero solo limitada a ese plano. Mal han hecho personalizando esa relación con Netanyahu, cuya represión en Gaza ha sido condenada por el mundo entero y, sobre todo por la oposición, que tiene gran posibilidad de derrotarlo en las cercanas elecciones. Debemos ser neutrales, a toda costa.

Netanyahu quiere arrastrar a los Estados Unidos a la guerra, que sería mundial, porque ya han anunciado su solidaridad con Irán: Rusia, China, Corea del Norte, Pakistán; este último ha dicho que si una bomba nuclear es empleada contra Irán, inmediatamente lanzará dos bombas nucleares contra Tel Aviv. La situación es tan grave que la propia Rusia se ha ofrecido para mediar entre Israel, el agresor, y Pakistán, el agredido.

Poco o nada podemos hacer en este conflicto, pero sí podemos y debemos protegernos, manteniéndonos tan alejados como nos sea posible. Por lo pronto, somos beneficiarios del alza del precio del petróleo. (O)