La lucha de Luiz Inácio Lula da Silva recién comienza al ser elegido por un margen tan estrecho presidente de Brasil. Los inversionistas internacionales confían en que esta pequeña ventaja electoral, así como un congreso controlado por la oposición limite su tendencia izquierdista. Un punto importante a favor de Lula es su oferta de proteger la Amazonía y contrarrestar las políticas extractivas de Bolsonaro en esta región, y la posibilidad de crear un grupo internacional que incluya a Brasil, Indonesia y el Congo antes de la reunión de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en noviembre.

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El mercado accionario, medido por el índice bursátil Bovespa, y el real brasileño han reaccionado en forma positiva luego de una pequeña caída después de las elecciones. Lo mismo sucedió con el precio de acciones de la compañía petrolera Petrobras ante el temor de que su dirección cambie. Este rendimiento positivo de la economía brasileña se explica por el adecuado manejo de la crisis inflacionaria por parte del Banco Central de Brasil. Sin embargo, existe la duda de que si Lula aceptará la independencia del Banco Central como hizo en sus dos periodos anteriores, considerando que ha declarado que el organismo emisor debe también establecer metas de empleo y crecimiento económico.

Lula demostró ser un líder pragmático que aprovechó el ingreso generado por el boom de los bienes primarios...

Si bien en los últimos años su nombre se ensombreció por los escándalos de corrupción durante su último gobierno y por la política fiscal expansionista e intervencionista de su sucesora, Dilma Rousseff, durante sus dos primeros periodos presidenciales Lula demostró ser un líder pragmático que aprovechó el ingreso generado por el boom de los bienes primarios para pagar por adelantado la deuda del FMI y apoyar programas sociales y de infraestructura que facilitaron que 25 millones de personas salgan de la pobreza. Estos resultados marcan una diferencia notable con líderes izquierdistas latinoamericanos como Chávez, quien durante el mismo periodo dilapidó los ingresos generados por la bonanza petrolera, deteriorando significativamente la economía y la sociedad venezolana. Si bien se espera que Lula restablezca el Consejo de Desarrollo Económico y Social y seleccione un gabinete con antiguos y nuevos aliados para poder ejecutar algunas de sus ofertas de campaña en el ámbito social e influir en el congreso, un factor determinante es la relación con China. En el 2020, la tercera parte de las exportaciones brasileñas se destinaron a China, mientras que solo el 10 % a EE. UU. Por esto, la desaceleración de la economía china representa un desafío importante para Lula. Sin embargo, la inversión china en Brasil más que se triplicó en el 2021, llegando a casi seis billones de dólares, y aumentando de esta manera la relación sino-brasileña.

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Lula puede intentar revitalizar la relación diplomática con China como lo hizo en su segundo periodo que llevó a la formación del poderoso grupo de países emergentes BRIC. Sin embargo, las preguntas que pueden afectar al resto de Latinoamérica son cuál es su tolerancia al gobierno crecientemente autoritario de Xi Jinping, y el balance entre sus ofertas ambientales y sociales, y las demandas alimenticias e industriales chinas que han llevado a la expansión agrícola y minera en la Amazonía. (O)