Los saberes se apoyan en afirmaciones que pueden hacerse clichés. Dicen que las mujeres podemos atender simultáneamente varios asuntos, mientras los varones los piensan de uno en uno. Que cada cual hable por sí mismo. Las amas de casa, por ejemplo, dan fiel y largo testimonio de lo que es batallar en las tareas múltiples del hogar, con un ojo puesto en la vida concreta de cada hijo y con el otro en las infinitas pequeñeces de la vida cotidiana, pequeñeces indispensables, claro está, para que una familia funcione como una maquinaria bien ajustada.