El resultado de las elecciones presidenciales del domingo 2 de junio sorprendió a muchos mexicanos. Esperábamos la victoria de la candidata oficial, Claudia Sheinbaum, pero no la proporción abrumadora en que se dio: 60 % de los votantes lo hicieron por ella, y solo 28 % por Xóchitl Gálvez, su principal opositora. En el Congreso, el partido Morena y sus aliados tendrán mayoría absoluta. Parecería el triunfo de la democracia. Lo es, porque el ciudadano votó de manera masiva. Pero el proceso estuvo manchado por la continua intervención ilegal del en favor de su candidata. Y el resultado mismo puede conducir a una grave regresión histórica.