La muerte cruzada es (lejanamente) similar a los sistemas parlamentarios: elecciones anticipadas cuando el Gobierno pierde la confianza. Pero en el presidencialismo no es común que uno de los poderes pueda decretarlo; aquí sí es legal. Ahí estamos: Lasso gobernará seis meses sin Asamblea, y viene un ciclo de elecciones y cambios: en tres meses votación, en seis meses nuevo Gobierno, quince meses después nuevas elecciones y en mayo de 2025 nuevo Gobierno. Una locura que continúa 28 años de pésima política: en 1995 enjuiciado Dahik, en 1997 cae Bucaram, en 2000 Mahuad con una noche dramática de triunvirato (Lucio/Vargas/Solorzano), en 2005 cae Lucio y luego diez años de aparente tranquilidad con Correa, pero a cambio de muy grave autoritarismo y destrucción de instituciones.

El 8 de abril, mi comentario sobre la posibilidad de muerte cruzada era: “Lasso se defiende con la muerte cruzada (…). Lo más probable es que nos complicaríamos mucho porque diversos movimientos se lanzarían a oponerse radicalmente. Y una duda: ¿lo aceptarían los militares ante un caos difícil de controlar? (…). Otra: ¿Lasso se lanzaría como candidato? No debería para ejercer 6 meses ‘sin ataduras propias’, pero ¿qué le dirá el ego? (…). Y ¿cómo serían esos 6 meses? a) Populismo irresponsable para ganarse cariño, improbable. b) Lanzar todas las reformas necesarias. Ojalá. También improbable. c) Centrarse en hacer bien temas clave: seguridad, salud y tramitología. Ojalá. d) Ser intrascendente, no”.

Hoy, las dudas siguen.

Uno. Hay, desgraciadamente, la posibilidad de disturbios, aunque los candidatos quizás piensen en sus opciones electorales más que en las calles.

... dudas que frenan la economía y afectan la vida diaria… ¿o serán meses de tranquilidad y esperanza?

Dos. Parecería que el Gobierno opta por el camino b): emprender las necesarias reformas. Ya lanzó la tributaria que comentaremos la semana próxima, viene el impulso a zonas francas, quizás la laboral, y habría que agregar una reforma que abra el sistema financiero a la competencia externa. Aunque no sabemos de la permanencia y utilidad de estas propuestas porque la Constitución dice: “... podrá expedir decretos-leyes de urgencia económica, que podrán ser aprobados o derogados por el órgano legislativo”. La Corte debe aceptarlas (ojo con su responsabilidad) y la nueva Asamblea podrá o no derogarlos. Sin duda, la mejor manera de hacer leyes es con base en discusiones de fondo y acuerdos razonables, pero así no es nuestra política. Así que el Gobierno avanzará, sin apoyo, para cumplir una parte de su plan inicial (solo la apertura comercial se ha logrado).

Tres. Al mismo tiempo debería impulsar el camino c), dejando un par de cosas bien hechas, entre las cuales ciertamente inseguridad, ojalá salud, relanzar petróleo/minería, concesiones, bajar aranceles y más (¿con el fin de intentar la reelección?).

Cuatro. ¿Candidatos: correísta, Lasso, Otto, Iza, Yaku, Villavicencio, Hervas, Freile, Bucaram y más? ¿Hay la capacidad de unirse para presentar un frente único o ganarán las vanidades? Como algunos señalan, ¿se le ha servido la mesa al correísmo, a Correa y sus juicios? ¿Qué esperar del CNE y del CPCCS? ¿Tendremos al final una mejor Asamblea?

… dudas que frenan la economía (¿es el momento de invertir o contratar?) y afectan la vida diaria… ¿o serán meses de tranquilidad y esperanza? (O)