Hace pocas semanas se recordaron los 35 años del primer levantamiento indígena en el Ecuador y analistas coincidían en que había avances en el cumplimiento de sus reivindicaciones, tales como el reconocimiento del Estado plurinacional, la educación intercultural bilingüe, la justicia indígena y la representación política, pero que todavía faltaba mucho por concretar y, sobre todo, por afianzar.
La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), el movimiento social más grande y organizado del país, fue la protagonista de esas jornadas de protestas y de muchas otras que se han dado a lo largo de esos años, en las que pasaron de los reclamos por los temas propios de su cosmovisión a incluir agendas de la sociedad ecuatoriana en su conjunto.
Su movilización no siempre ha sido pacífica: hubo también desmanes y violencia que causaron el rechazo ciudadano. Y por su poder, los gobiernos de turno han intentado influir en ella y hasta controlarla.
En ese contexto, la Conaie se apresta a renovar a su Consejo de Gobierno en un congreso que se iniciará el 18 de julio.
Actualmente, el movimiento está presidido por Leonidas Iza, que lleva un año prorrogado en funciones. Excandidato presidencial en los comicios de este año, Iza es un personaje polémico por su pensamiento de izquierda radical y por liderar los dos últimos paros nacionales, en el 2019 y en el 2022. Tiene gran influencia en dirigentes de la Sierra y de la Amazonía.
De momento hay dos precandidatos con respaldo mayoritario para relevar a Iza: Marlon Vargas, amazónico, cercano al dirigente, y Fernardo Guamán, de Chimborazo, que en la segunda vuelta se negó a apoyar la alianza de Iza con el correísmo y prefirió a Daniel Noboa.
Quien resulte electo tiene que mirar hacia el pasado para revisar acciones y hacia adelante forjar un futuro de desarrollo e inclusión para las comunidades indígenas y el país en general. Hay momentos y situaciones en las que el diálogo con las autoridades y las propias bases puede ser más fructífero que salir a las calles. (O)