Hoy es un día decisivo para el futuro del país. Ejerceremos el derecho del sufragio en circunstancias especiales, en un ambiente de incertidumbre, indignación y profunda tristeza, por el asesinato de Fernando Villavicencio, candidato a la Presidencia de la República, quien dedicó su capacidad y formación periodística a la investigación, especialmente de lo relacionado con hechos de corrupción en la función pública y presidió la Comisión de Investigación en la Asamblea Nacional. Sus denuncias dejaron al descubierto algunos hechos que perjudicaron gravemente al país y enriquecieron a quienes los cometieron. Había dado a conocer que en pocos días presentaría las pruebas de un nuevo atraco. No tuvo tiempo, le quitaron la vida en circunstancias en que se suponía que tenía protección policial, que tuvo muchas fallas de las cuales la institución debe dar cuentas, asumir la responsabilidad y afrontar, si es pertinente, el juicio al que deberían ser sometidos y sus consecuencias.
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No son los únicos, la investigación debe ser exhaustiva hasta identificar a los autores materiales e intelectuales. No podemos, no debemos permitir la impunidad.
No es solo este lamentable hecho lo que le da el carácter de especial a las elecciones de hoy, es la primera vez que se hace uso del derecho constitucional del Ejecutivo para declarar cesante a la Asamblea Nacional y asumir por seis meses la facultad de poder emitir decretos leyes de emergencia económica, cuya constitucionalidad la debe establecer la Corte Constitucional, mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE) convoca a elecciones para elegir a un nuevo presidente y a los miembros de la Función Legislativa. También es especial la crisis política, económica y moral y la inseguridad en la que vivimos, como efecto de la violencia delincuencial.
No es casualidad que todos los candidatos han ofrecido en su campaña el combate a la delincuencia organizada y a la impunidad, así como los esfuerzos correspondientes para tratar de recuperar el dinero robado. Además han hablado de programas sociales, de afrontar la crisis económica, de una política ambiental, aunque no han dicho con claridad cómo y con qué pondrán en práctica sus propósitos. Ni los candidatos, ni los ciudadanos debemos olvidar que su periodo será muy corto, por lo que debemos entenderlo como un Gobierno de transición, cuya principal tarea debería ser tomar medidas inmediatas para que el país pueda recuperar la calma y dejar establecidas estrategias para que los ecuatorianos podamos estudiar, trabajar, producir, innovar, en definitiva, vivir en paz en un ambiente de justicia y fraternidad.
Alguna vez oí decir que el sufragio es la mejor arma de la democracia, podría ser, pero para eso es necesario que los ciudadanos que hacemos uso de ese derecho conozcamos bien el arma y a donde queremos apuntar y que estemos dispuestos a admitir que somos responsables de las consecuencias, esto sería asumir plenamente nuestra ciudadanía. Hoy más que nunca debemos votar, hacerlo a conciencia, pues sería una manera de expresar el rechazo a la violencia en todas sus manifestaciones y como medio para alcanzar el poder. (O)