El próximo domingo 5 de febrero los ecuatorianos y extranjeros, en capacidad de sufragar, debemos ir a las urnas para decidir sobre nuestro destino. El voto debe ser depositado en siete papeletas en el área urbana para la elección de alcaldes, prefectos, concejales, miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) y referéndum; y en ocho en la rural, ya que se debe votar también para la elección de los vocales de las juntas parroquiales.

Es una votación muy complicada que puede ser evacuada, según los expertos, en 5 a 6 minutos, por lo que la decisión no debe ser tomada, en ningún caso, en el último minuto, cuando nos encontramos en el recinto electoral.

El voto tiene que ser razonado y muy bien estudiado al momento de marcar las papeletas, de tal forma que debe ser el producto de una profunda y meditada reflexión, puesto que es nuestro futuro el que se encuentra en juego.

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En lo que concierne a la selección de las autoridades seccionales, debemos de examinar, en el evento de que simpaticemos por un candidato que busca la reelección, su proceder y actividades desarrolladas durante su mandato; el empleo de los recursos públicos y si ha habido distracción de estos, si la calidad de vida de los habitantes ha mejorado o empeorado, si cumplió con las promesas de campaña, si los personajes de los que se ha rodeado han sido positivos y, básicamente, el grado de satisfacción con su desempeño. Para quienes buscan realizar esas funciones por primera vez, es importante también analizar su personalidad, programa de acción, modo de vida, honestidad probada, capacidad intelectual, don de ejecutorias y que no busquen llegar al poder para llenar sus bolsillos y los de quienes los rodean.

(...) la decisión no debe ser tomada, en ningún caso, en el último minuto, cuando nos encontramos en el recinto electoral.

Respecto de los miembros del CPCCS, lo propio. Es indispensable inclinarnos por personas probas, capaces y honradas, aun cuando votemos por la eliminación de las facultades más importantes de este organismo, conforme a las preguntas del referéndum, es decir, que no tengan el poder de designar a las principales autoridades de control.

Las ocho preguntas que tiene la consulta no son menos importantes. También es nuestra responsabilidad inclinarnos por el sí o por el no luego de un concienzudo examen del contenido de cada una de ellas, si bien es cierto que no están todas aquellas que pudieron haberse incluido. No es la suerte del presidente la que se va a decidir, sino la nuestra, por tanto, no debe depender de la simpatía o no hacia el jefe de Estado.

Es en ese sentido que debemos depositar nuestra confianza en quienes la merecen al consignar nuestro voto. No tenemos otra arma que esa, es lo único que poseemos para poder intentar cambiar nuestro destino. No nos equivoquemos. Hagamos la fiesta de la democracia con responsabilidad, sin dejarnos engañar por las apariencias, la cara bonita o la propaganda, mucha de ella ridícula, que trata de captar una votación a través de publicidad engañosa. Solo nosotros podemos hacerlo. El futuro está en nuestras manos. (O)