La disputa por la hegemonía geopolítica, geoestratégica y geoeconómica mundial entre potencias globales está en curso.
Estados Unidos (EE. UU.) consolida su hegemonía geopolítica y geoestratégica mediante su poder militar, destruyendo el programa nuclear de Irán, en apoyo a Israel, que enfrenta una guerra existencial contra Irán, Hezbolá (Líbano), Hamás (Palestina-Gaza) y los hutíes (Yemen). Paralelamente, compite por la hegemonía geoeconómica con China, los BRICS y la UE.
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Esta situación impacta a Ecuador, que puede posicionarse geopolíticamente junto al poder hegemónico, militar o económico, según sus intereses soberanos. Su privilegiada ubicación geoestratégica en el Pacífico le ofrece oportunidades para abordar desafíos económicos, de seguridad, migratorios y diplomáticos.
Ecuador tiene la oportunidad de potenciar su impacto económico y comercial gracias a su posición en el Pacífico, con puertos continentales (Puerto Bolívar, Posorja, Guayaquil, Manta y Esmeraldas) e insulares (Galápagos). Estos constituyen nodos clave para el comercio transpacífico, especialmente ante interrupciones en rutas como el mar Rojo y el golfo Pérsico, derivadas del conflicto en Oriente Medio. El alza en los precios del petróleo beneficia los ingresos fiscales, pero encarece los combustibles importados. China invierte en infraestructura portuaria, como el puerto de Chancay (Perú), y conecta con los puertos ecuatorianos, principalmente para exportaciones de banano y camarón, mientras EE. UU. impulsa acuerdos comerciales.
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La seguridad y el crimen transnacional representan un desafío. Las costas y la zona económica exclusiva (ZEE), incluidas las Galápagos, son estratégicas para la vigilancia marítima. Manta y Baltra (Galápagos) facilitan operaciones antidrogas con apoyo de EE. UU., pero la atención global hacia Oriente Medio podría reducir esta cooperación, debilitando la lucha contra el narcotráfico y la tasa de homicidios que alcanzó 38,76 por 100.000 habitantes en 2024. Redes como Hezbolá, vinculadas al crimen transnacional, podrían explotar los puertos para traficar drogas y armas, aprovechando los flujos migratorios.
La presión migratoria, intensificada por la crisis en Oriente Medio y los flujos regionales (500.000 migrantes venezolanos en Ecuador), sobrecarga ciudades y servicios públicos. Aunque limitada, la llegada de refugiados de Oriente Medio podría exacerbar la xenofobia y la competencia por empleos informales, mientras la vulnerabilidad de los desplazados facilita su reclutamiento por carteles.
En el ámbito diplomático, Ecuador puede aprovechar las Galápagos, Patrimonio de la Humanidad, y las reservas marítimas de la ZEE para reforzar su influencia en temas ambientales. Mantener la neutralidad en la disputa entre EE. UU., China y otras potencias maximizaría las inversiones, mientras que alinearse con una sola limitaría su autonomía.
Ecuador debe optimizar su posición geoestratégica como nodo logístico, modernizando puertos y fortaleciendo la seguridad marítima. Transformar los desafíos en oportunidades requiere una diplomacia que balancee neutralidad y alineamiento, según los intereses nacionales. (O)