Las menciones a. C y d. C. significan antes y después de Cristo, conforme al calendario cristiano occidental que se vino universalizando desde el papa Gregorio XIII, año 1582, contándose desde el año de la anunciación y luego nacimiento de Jesús.

La dominación romana sobre Judea venía desde lo que sería el año 6 d. C. Pilato fue militar prefecto de la provincia romana de Judea, y como tal gobernador romano, entre los años 26 y 36 d. C.

Jesús llegó ante Pilato, por la previa sentencia del sanedrín judío. Con la dominación romana del territorio, las instituciones de Judea fueron sometidas a la administración de Roma. En el sanedrín se confundían las funciones de jueces y sacerdotes. Dios dijo a Moisés en el desierto: “Coge 70 de entre los ancianos de Israel y haz la asamblea de Israel”. El sanedrín era una especie de Corte Suprema, cuya misión era administrar justicia interpretando y aplicando la Torah, pero no podía condenar a muerte, decisión que le quedaba al gobernador romano.

Juan 19:1-25: “Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó que lo azotaran. Los soldados hicieron una corona de espinas, se la pusieron a Jesús en la cabeza y también le pusieron un manto de color rojo oscuro. Mientras se acercaban a pegarle en la cara, le gritaban: ―¡Viva el rey de los judíos! Pilato les dijo: ―Aquí está. Lo saqué para que sepan que no creo que sea culpable de nada. Cuando sacaron a Jesús, llevaba la corona de espinas y el manto de color rojo. Pilato les dijo: ―Aquí está el hombre! Al verlo, los jefes de los sacerdotes y los guardias gritaron: ―¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Pilato les respondió: ―Llévenselo y crucifíquenlo ustedes. Yo no creo que sea culpable de nada…”.

Y en Mateo 27:24 se lee: “Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: ‘Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis’”.

El año 1888, Friedrich Nietzsche (1844-1900) terminó de escribir el texto que se editó después de su muerte con el título Ecce Homo. Desde mediados de 1888 se fue complicando su salud mental. Perdió aceleradamente sus capacidades cognitivas, llegando al mutismo. Falleció el 25 de agosto de 1900.

Nietzsche no creyó en la existencia de un Dios. En cuanto al cristianismo le reconoció valores morales, pero cuestionando comportamientos singulares de quienes asumían actuar por este.

La reflexión que introduzco, leyendo a Nietzsche, y su interpretación de Ecce Homo es que en quienes multiplican palabras y principios de respeto a los seres humanos, no siempre en su conducta o práctica de vida coinciden o corresponden con lo que se dice o se anuncia. Son los casos de autoridades, servidores públicos, jueces, fiscales y otros que por corrupción y, a veces, por temor a atentados o persecuciones, o por unas y otras circunstancias, multiplican las coronas de espinas y mantos de burla para quienes concurren ante ellos o requieren hacerlo.

El sistema jurídico y político del Ecuador no ha logrado desmontar o corregir lo que señalo. Los comportamientos, desde espacios de poder, han sido para que se evita o eluda información y/o correctivos. (O)