La burocracia está enraizada en nuestra sociedad, sin duda. Pero ¿es realmente la burocracia tan problemática como la mayoría considera? Antes que nada, es importante ver los números. Actualmente, Ecuador mantiene más de 400.000 funcionarios públicos distribuidos dentro de todo su aparataje de instituciones públicas centrales, eso representa un 8 % menos que el 2018.

Hay que diferenciar, el gasto en funcionarios públicos no necesariamente es correlacionado a la burocracia que existe, ya que debemos entender la burocracia como la cantidad de trámites y procesos que debemos de seguir para poder resolver un asunto de carácter administrativo.

Las instituciones públicas que tienen la mayor carga de funcionarios públicos son el Ministerio de Salud, de Educación, de Defensa y la Policía Nacional, ¿necesario? Por supuesto, somos una población de más de 17 millones de personas que requerimos atención médica y educación continua, así como proteger nuestro derecho a la vida y a vivir en un ambiente sano, mismo que está a cargo de las instituciones de defensa.

Curiosamente, las instituciones que tienen carácter técnico son las que menos personal tienen a su disponibilidad, ¿es un problema? Podría serlo, sin lugar a duda. Por ejemplo, para la obtención de un permiso sanitario en materia médica, el trámite puede tomar muchos meses e incluso un par de años, porque la cantidad de técnicos que están disponibles para la revisión y aprobación de los documentos está saturada.

Claramente esa demora desincentiva a los inversionistas locales y extranjeros, porque si comparamos con países vecinos nuestros tiempos, muchas veces, son superiores a los que manejan otros Estados. ¿Es culpa del Estado o del sistema? Difícilmente se puede determinar culpables objetivos en este tema, pero podemos identificar potenciales soluciones o herramientas que permitan ser más eficientes y reducir tiempos de respuesta. Esas herramientas vienen de parte de la tecnología, tecnificación, mano de obra calificada, procesos claros y transparentes, política pública específica y direccionada, entre otros.

¿Son necesarios estos trámites? En muchos casos sí, porque protegen la salud de los ciudadanos, buscan el bienestar colectivo y que al pasar por estos procesos se identifica si cumplen con estándares locales e internacionales. Pero no se debe confundir la necesidad de cumplir con requisitos básicos con la de imponer trámites excesivos o engorrosos que, en ciertos casos, pueden dar paso a la corrupción.

¿Debemos agradecer o despreciar la burocracia? Siempre que se busque el bien ulterior de los ciudadanos se lo debemos agradecer porque nadie quisiera consumir un alimento que contenga sustancias perjudiciales para la salud, pero lo que los ciudadanos no queremos es tener que sacar cinco copias de la cédula y notarizarla para cada trámite que realizamos.

Lo que pedimos los ciudadanos es que la burocracia juegue a favor de nosotros y no en nuestra contra, porque ser emprendedor puede verse truncado por la cantidad de pasos que nos exigen para cada cosa. Se debe cumplir con la Constitución y las normas, pero no abusar de estas. (O)