A propósito de la proximidad del 17 de noviembre, fecha de instalación de la nueva Asamblea Nacional, retomo algunas reflexiones publicadas en un texto más extenso.

Según un informe de Civicus (2023), la democracia es un terreno disputado y con retrocesos en todo el mundo. Los poderes del Estado juegan un rol fundamental en la gobernanza de un país; sin embargo, hay casos en que el rechazo al poder Legislativo es masivo.

La confianza en la Asamblea Nacional ecuatoriana ha decrecido con los años. Hace pocos meses su imagen fue calificada negativamente por el 95,37 % de la población (Click Report, 05/23) y su gestión como mala/muy mala por el 92,32 % (Perfiles de Opinión, 04/23).

El politólogo S. Basabe sugiere reformar el Código de la Democracia, ya que con este “se garantiza los incentivos suficientes para que a la política se dediquen los más incapaces y corruptos” y propone varios cambios: dos a tres años de afiliación partidista para terciar como asambleísta, pérdida de curul en caso de retirarse de la bancada, elección en segunda vuelta; revisar el mecanismo por el que movimientos y partidos aliados, sin curules en 10 años, mantienen su registro en el CNE. Por otra parte, la Corte Constitucional analiza una enmienda para aumentar requisitos para ser asambleísta, hoy solo se necesita ser ecuatoriano y mayor de edad.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Unión Interparlamentaria, en su tercer Informe Parlamentario Mundial 2022, aporta ejemplos de buenas prácticas en más de 70 parlamentos, desde la perspectiva que hay que prepararse para lo que está por venir y son los parlamentos cimientos para una sociedad más pacífica, próspera y dialogante.

El informe enfatiza el potencial de la participación pública y digital para conectarse con la ciudadanía y los jóvenes, recalcando que existen 1.800 millones de personas entre 10-24 años, siendo la generación más grande de la historia. También destaca la poca representación de mujeres en los pasillos del poder, ya que solo 13 de 187 parlamentos nacionales se aproximan a la igualdad de género.

Para comprometerse con un cambio real, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, el informe compila recomendaciones estratégicas, inclusivas, participativas, innovadoras y receptivas para trabajar con la desconfianza ciudadana, proteger el espacio público para debatir, escuchar todas las voces y lograr una mayor relevancia del Parlamento. Animamos a la nueva Asamblea a revisarlo.

Esperamos además que los asambleístas opinen con argumentos, logren consensos, y eviten la desinformación y estridencias propias de algunos políticos. Bien observa el pensador francés Edgar Morin, que nos enfrentamos no solo a una crisis que vincula a los partidos políticos sino a la vigencia de la democracia; al Estado hiperburocratizado y parasitado por los lobistas; a una sociedad dominada por el poder omnipresente del lucro. No es solamente una crisis de civilización y del humanismo. Es una crisis más radical y oculta, afirma Morin, “se trata de una crisis del pensamiento”. (O)