La digitalización invadió todos los espacios, cada vez con mayor frecuencia las transacciones de todo tipo se hacen desde el internet. Aprender el uso de esos recursos resulta indispensable. Y en la educación ingresa una perspectiva didáctica marcada por lo que se conoce como “gamificación”.

Gracias a la Psicología Conductista los educadores aprendimos algunas máximas, entre esas que el aprendizaje es más fácil si es divertido. Y que todo aquello que genera satisfacción tiende a repetirse. Esa fórmula se aplica a muchas cosas, volvemos al lugar donde la comida nos gustó. Le escribimos al amigo que nos hizo reír.

Nos caen simpáticos los políticos que sintonizan con nuestro pensar.

Hoy en las universidades nos encontramos ante el desafío de combinar “juegos” y “juegos serios” para atraer al conocimiento a las generaciones que nacieron con teléfonos a mano, computadoras veloces y un internet que nos conecta (aparentemente) con todo.

Para unos la educación se ha trivializado y el rigor con el que fuimos enseñados ya no existe. Pero son otros tiempos y posiblemente debe dejar de existir esa seriedad aburrida para que las clases sean atractivas, vibrantes y divertidas.

Es tiempo de jugar con las letras, los números y las fórmulas. Es tiempo de reír a carcajadas y que las aulas se vuelvan bulliciosas, participativas y divertidas. Sin embargo, la puesta en marcha requiere de la inversión de muchos recursos, entre esos la inversión de tiempo de cada docente que debe reinventarse.

Es tiempo de que el Estado dote de recursos necesarios para capacitar a quienes ejercen la docencia. La inversión en educación es urgente, no solo porque las viejas infraestructuras se caen a pedazos y las unidades del milenio parecen de hace dos milenios. Sino porque las nuevas formas del conocimiento llegaron y el país requiere una renovación.

Con los altos índices de violencia en los barrios del país. Resulta adecuado pensar en fortalecer las modalidades educativas a distancia. Y hoy el mundo de la educación tiene diversas alternativas, como las clases asincrónicas, que dicho de manera simple permite que el estudiante se conecte cuando pueda y a su propio ritmo cumpla con las exigencias de un sistema educativo.

Hay modalidades de aprendizaje acompañadas con modelos de inteligencia artificial que pueden ser tutores diferentes y frente a los que ningún educando puede avergonzarse o sufrir escarnio. Y entre las cosas que surgen en este momento digital están los juegos, como el cuarto de escape, donde los estudiantes pueden desafiar las ideas y proponer otras.

Los juegos de simulación contable pueden dotar de entornos reales para jugar a invertir, soñar con nuevos negocios o simplemente auditar una empresa. Así es, hay nuevos desafíos que tocan la puerta de la educación y requieren miradas integradoras.

Esperemos que pronto se plantee una reforma educativa integral que asuma los pro y contras de la digitalización, la gamificación y el uso de la inteligencia artificial. Se requiere una reforma que esté a tono con el tiempo y los contextos donde nos ha tocado vivir. (O)