Décadas atrás al no tener nada que hacer y las aburridas noches de los sábados me ponía a ver televisión. En esas épocas tenía pocos canales de cable, teniendo como única opción la televisión nacional cuyas producciones no eran malas, sobre todo porque no estaban plagadas de bocones y bochincheros.
En el programa Pasado y confeso, donde hacían dramatizaciones usualmente de criminales, apareció un episodio llamado El lechucero asesino estelarizado por un taxista que violaba y asesinaba mujeres en la ciudad de Machala, el cual fue capturado mediante operativo de la policía. Sucede que hace pocos años, el mismo personaje fue capturado en España, por una más de sus andanzas, siendo sentenciado a varias décadas en cana. Este personaje logró emigrar del país a Europa, tras cumplir unos pocos años de ‘rehabilitación social’, no sin dejar sus hábitos asesinos.
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Curioso pensar en que en el primer mundo se aceptan delincuentes de todo nivel para entrar en sus fronteras, y se rechazan a miles de personas ávidas de trabajar y aportar positivamente en una sociedad mejor que la nuestra. Y también lamentable recordar que de esta justicia de hace 25 años se siga en las mismas, solo que con nueva fachada y computadoras, no obstante, seguimos con un personal que a pesar de sus cursos y recursos no han aportado nada para el progreso de este país, más que desidia y quemeimportismo. (O)
Roberto Francisco Castro Vizueta, abogado, Guayaquil