Las incómodas críticas suelen provenir de quien no pretende hacer un favor, por eso el tono con que se emiten hace que resulten chocantes, sobre todo si el sujeto criticado se enfoca en la forma y no en el fondo. Pero, pensando de manera objetiva, una crítica señala un error o una debilidad y esa acción se puede aprovechar para enmendar o mejorar. Por eso, habría que agradecer a quien nos critica, aunque sus intenciones no sean santas. También hay críticas bienintencionadas u observaciones que buscan mejorar propuestas, aunque no se las perciba de ese modo.
Lo digo porque solemos crisparnos ante el menor comentario que suene a reparo, como prueba de ello en las redes sociales se enfilan bandos que todo lo ponen “a favor o en contra de…”, a tal punto que llega a ser arriesgado emitir una apreciación.
Todo esto para decir que quiero comentar una interesante propuesta que leí esta semana en el artículo La autoestima como estrategia de vida, publicado el pasado viernes en eluniverso.com; su autor, Miguel Hernández Terán, propone que “se establezca como parte del pénsum académico de la educación primaria y secundaria la cátedra de Autoestima”. Sustenta su planteamiento en el razonamiento de que “un niño o una niña con baja autoestima muy posiblemente no reaccionará ni reportará la situación cuando un compañero o alguien de un grado más alto se le come el lunch, lo golpea, lo empequeñece con sus insultos. Si una situación así se proyecta y se multiplica, entonces se puede entender por qué hay tanto abuso en nuestras sociedades”.
¿Le ha pasado, estimado lector, sentirse incómodo por alguna situación, pero no expresarlo?, ¿sentir vergüenza ajena porque alguien dijo o hizo algo que va en contra de los valores que aprecia y defiende, pero no manifestar su disconformidad? Me atrevo a suponer que esto ha de ser más frecuente de lo que quisiéramos aceptar, no de otra manera se explica que vayamos lamentando el nivel de descomposición al que han llegado las sociedades.
Volviendo al planteamiento de instituir una cátedra de autoestima en escuelas y colegios, se podrían poner reparos como (a) quién va a dictarla, (b) quién capacitará a los capacitadores, (c) cuánto habrá que invertir, (d) si se podrán dictar las clases de manera virtual, (e) cómo se medirán los resultados, (f) sería preferible que esos recursos se destinen a otras prioridades… y más. Así que mi comentario se enfoca en que esta idea es factible y necesita ser debatida para encontrarle reparos y buscarles soluciones a esos reparos.
Necesitamos ciudadanos honestos, instruidos y con ganas de corregir el rumbo de nuestro país, por eso sigamos pensando en cómo aportar ideas para fortalecer la formación de nuestros niños y jóvenes, porque son ellos quienes diseñarán los cambios. (A propósito, recomiendo la serie documental Abstract –disponible en Netflix–; los capítulos Cas Holman: diseño para jugar e Ian Spalter: diseño digital de productos están conectados con la importancia de prestar atención a cómo estamos formando a los niños).
Emitir opiniones críticas y sacar provecho de las críticas tienen relación con la autoestima. (O)