Cuando China anunció al mundo los primeros casos de COVID-19, las Naciones Unidas no se imaginaron que este hecho la obligaría a posponer la reunión de sus miembros programada entre el 23 de marzo y 3 de abril de 2020, para desarrollar el cuarto y último debate del borrador del Acuerdo sobre Conservación y uso Sostenible de la Diversidad Biológica Marina más allá de las Jurisdicciones Nacionales.
Las partes II, III, IV y V contienen lo sustancial del borrador del Acuerdo, que incluyen lo relativo a los recursos genéticos marinos y a compartir sus beneficios a la administración de los espacios marítimos basada en áreas, que apunta al establecimiento de áreas marinas protegidas, a la evaluación del impacto ambiental previo a la prospección y a la extracción de recursos, y a la construcción de capacidades y transferencia de tecnología marina hacia los Estados que son parte en proceso de desarrollo, que lo soliciten. En los cuatro temas que engloba el Acuerdo, lo sustantivo es la investigación marina que provea la ciencia que se demanda para alcanzar el objetivo. En cuanto a la genética marina, luce relevante el descubrimiento en un lecho marino, de microbios vivos adheridos a una capa de sedimentos de 100 millones de años; hallazgo reportado en Nature Communications y comentado por Science el 28 de julio de 2020 (doi:10.1126/science.abe0552).
Es acertada la unión del Ecuador a la Global Ocean Alliance patrocinada por Reino Unido y creada para alcanzar el objetivo de proteger el 30 % del altamar, océano, hasta el 2030. Con el Acuerdo vigente China no podrá mantener su flota de medio millar de embarcaciones pesqueras y de apoyo, cerca de las islas Galápagos, sin antes presentar la evaluación ambiental y los planes de manejo para los recursos que captura. Los institutos públicos de investigación del mar y la academia deben entregar ciencia al Acuerdo. (O)
Hernán Rodrigo Moreano Andrade, militar S.P., consultor marino, Guayaquil