Lectores amigos, les pido imitarme por esta vez. Un buen diccionario me hizo entender y recordar el concepto de recodo: ‘ángulo o revuelta que forman las calles, caminos, ríos, etcétera, torciendo notablemente la dirección’. Este concepto de la RAE me ofrece dos nociones básicas: que el camino que conduce a una meta debe ser claro y definido, a pesar de los recodos que pueda encontrar en su peregrinaje hacia su destino; y también que los recodos guardan secretos, que inducen a conocerlos, recodos que, en ocasiones, pueden cambiar el destino y que sirven de oasis para valorar nuevos retos y recobrar bríos perdidos. Los caminos son mágicos por más que se los transite en grupo o parte de ellos enfilen a nuevos destinos. Lo que sucede durante el tránsito tiene ribetes muy particulares, en ocasiones inesperados. Este preámbulo merece unos ejemplos para comprender mejor lo que intento describir.