El precio del gas de uso doméstico se desploma en los mercados internacionales. El precio en EE.UU. cayó a la mitad de lo que fue un año atrás. Las nuevas técnicas para explotar hidrocarburos han transformado a EE.UU. de importador en exportador. Esta caída deberá reflejarse en menores precios para las importaciones de Petroecuador, y menor subsidio a los combustibles.

Debe resultar también en un menor precio para el consumidor industrial. Para julio, se ha fijado un precio industrial menor en sólo 15% al de un año atrás: insuficiente reducción ante el colapso del precio internacional. Que no caiga Petroecuador en la tentación del subsidio cruzado: cobrar a las industrias para recuperar lo que pierde en la venta a los hogares. No al subsidio cruzado porque debe ser prioritario bajar los costos de producción para que el país recobre competitividad. Acertadamente, será ahora la Agencia de Regulación de Hidrocarburos la que fijará los precios.

En cambio, se viene el alza del diésel, que afectará a la industria nacional, que paga precios de mercado. A partir de 2020, según una convención internacional, los buques ya no podrán utilizar combustible que tenga más de un tope de azufre. Como gran parte del fuel oil que hoy se vende en el mundo supera ese límite, no habrá suficiente fuel oil que cumpla con los requisitos, por lo que las navieras demandarán diésel. Con la mayor demanda, subirá el precio. Por ese lado habrá aumento del subsidio con deterioro de las finanzas públicas.

El fuel oil que produce la refinería de Esmeraldas tiene exceso de azufre, y no podrá venderse a buques. Tendrá que exportarse. Los compradores del fuel oil ecuatoriano son las termoeléctricas centroamericanas. Como ahora habrá exceso de oferta, bajará el precio del fuel oil: perjuicio para Petroecuador.

La reingeniería de la refinería de Esmeraldas debió haberla adecuado para procesar eficientemente el crudo que producimos hoy, más viscoso y pesado que el que producíamos en los setenta en que se la construyó. Eso, e instalar una unidad para quitarle el azufre al crudo, por perjudicial para el medio ambiente. La fracasada repotenciación ni siquiera se planteó esos objetivos. Resultado: la refinería arroja poca gasolina y diésel, ambos de mala calidad, y demasiado fuel oil, producto de menor precio, y ahora de difícil colocación. No es de sorprender que el ministro Pérez García considere que lo mejor es cerrarla.

Mientras tanto, Petroecuador tiene que aprestarse a importar fuel oil sin azufre o más diésel para vender a las navieras, de lo contrario, los buques no atracarán en puertos ecuatorianos por falta de combustible adecuado. Esto no perjudica al fisco, puesto que tanto compra como venta es a precios internacionales.

Como Ecuador tiene que mejorar su competitividad, el cambiante mundo energético requiere capacidad de reacción inmediata, algo que la normativa nacional impide que tengan las empresas estatales. Hay que poner en marcha el proceso de delegar al sector privado la operación de los activos estatales en la industrialización de combustibles, y desmonopolizar la comercialización. Para empezar, no cobrar IVA a la importación de diésel para el tráfico naviero internacional. (O)