Con sus defectos y virtudes ya están funcionando el puente y el paso elevado que unen Guayaquil con la avenida Samborondón. No hay duda que es una obra meritoria, a pesar de que se cambiaron los planos originales, fallaron los controles y se cometieron errores de concepto y de construcción.
Muchos creen que el puente tiene tres carriles de tráfico en ambos sentidos, pero no es así. Solo tiene dos carriles normales (3,50 metros de ancho) y un tercero más angosto junto al borde, que se conoce como carril de servicio o espaldón. Este carril tiene apenas 2,50 metros de ancho y al no estar señalizado, los conductores lo usan a pesar de lo incómodo y peligroso. Los espaldones se usan a los costados de las carreteras para que los autos con problemas se los orillen y estacionen. Incluso una vía sin espaldones se la considera peligrosa. Pero colocar espaldones en este puente es un error de concepto que por “suerte” tiene solución. El puente a Samborondón tiene en ambos lados una ciclovía de 1,50 metros de ancho que nadie usa simplemente porque no tienen accesos. Desde la avenida José María Egas no se puede llegar a la ciclovía porque solo hay un carril de tráfico medio incómodo para acceder al puente. Asimismo, desde la autopista Narcisa de Jesús lo que hay es un camino peatonal junto al carril de tráfico que llega hasta el puente. Del lado de Samborondón se construyeron unas veredas en el viaducto, pero también se olvidaron de las ciclovías que sí las tiene la avenida Samborondón. Además, sobre ambos lados del puente junto a las ciclovías hay unas camineras de 1,00 metro de ancho poco utilizadas. Entonces, una solución para eliminar el peligro de los espaldones sobre el puente sería ampliar en 1,00 metro el carril de servicio para convertirlo en un verdadero carril de tráfico. Solo hay que mover las luminarias y las barreras de concreto hacia el borde, eliminando el corredor peatonal, pero manteniendo la ciclovía para uso combinado de peatones y ciclistas.
Otro defecto muy visible es que el eje del paso elevado sobre la avenida Samborondón no coincide o no quedó alineado con los carriles que llegan del puente. Los conductores tenemos que hacer una maniobra en ‘S’ antes de subirlo. No entiendo por qué no lo arreglaron, si corregir los carriles de aproximación no es nada del otro mundo. Pero lo más grave de todo es que cambiaron el diseño original contemplado en los planos del paso elevado sobre la avenida Samborondón, prevaleció lo accesorio sobre lo fundamental, redujeron los carriles a la mitad y las consecuencias las veremos pronto. El Municipio de Samborondón está obligado a explicar las razones de sus actos. Ya es tiempo de hacer las cosas de una manera diferente.(O)
Carlos Luis Hernández Bravo,
ingeniero civil, avenida Samborondón