Las revelaciones en la carta del papa Francisco a Maduro, divulgada esta semana, anticipan que los pedidos de diálogo para terminar con la crisis venezolana no tendrán respuesta positiva del lado del Vaticano. El pontífice perdió la paciencia con Maduro, a tal punto que evitó mencionarlo como presidente. Algo que no parece un descuido. “En el mundo diplomático, las cartas pasan por varios filtros, y el Vaticano es muy cuidadoso en esos temas”, explicó Juan Álvarez Vita, embajador peruano de carrera y catedrático universitario de Derecho y Política Internacional.

José Mujica, defendiendo a Maduro (aunque alguna vez lo calificó de más loco que una cabra), reclama paciencia para resolver la crisis venezolana y hasta asegura que Maduro no tiene culpa de la falta de alimentos, pues no hay agricultura suficiente en Venezuela para alimentar al pueblo. El exguerrillero uruguayo tampoco cree en el diálogo y teme una guerra entre los bandos en disputa. Pero también le cuesta reconocer la ilegitimidad de Maduro y prefiere no entrar en ese análisis, aunque no pierde oportunidad para descalificar a Juan Guaidó, mencionándolo como “presidente autoproclamado”, que “o es muy joven o tiene detrás la seguridad que da el Ejército de Estados Unidos”.

Mujica, con sesgo necio y creyendo mantener el alto nivel de liderazgo que alguna vez tuvo –aunque está acusado de alcahuete de la corrupción en su país–, sostiene: “Quieren convencernos de que la eventual ilegitimidad de unos se sustituye por la ilegitimidad de otros”. Argucia gastada para no discutir las razones de la oposición venezolana para desconocer la autoridad de Maduro; entre ellas, las de la Constitución venezolana: “Artículo 137. La Constitución y la ley definirán las atribuciones de los órganos que ejercen el Poder Público, a las cuales deben sujetarse las actividades que realicen”. Y el “Artículo 138. Toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos”. Por ello la Asamblea Nacional Legislativa de Venezuela declaró a Maduro usurpador de la presidencia.

Volviendo sobre el texto de la carta del pontífice, muchos comentarios periodísticos coinciden en que Maduro incumplió lo acordado con Francisco y sugieren que se hartó de ser manipulado. El columnista Massimo Franco (del periódico italiano Corriere della Sera) señala: “Maduro ha buscado el diálogo utilizando la pantalla vaticana para después desatender los compromisos tomados. Y el papa se lo hace ver”. Para Franco, los incumplimientos de Maduro causaron desilusión a Francisco porque “los intentos fueron frustrados por la resistencia sorda del régimen de Maduro y la realidad de una oposición venezolana dividida y confusa”. Se entiende que son frustraciones de cuando la oposición venezolana estaba dividida, lo cual ya no es así.

El pontífice también indicó que el Vaticano está junto a la Conferencia Episcopal venezolana para ayudar al pueblo. Esta anotación debe sumarse al contexto de las declaraciones del cardenal venezolano, Baltazar Porras, quien al referirse a la carta manifestó el respaldo de la Iglesia católica a la Asamblea Nacional. “El poder legítimo y elegido por el pueblo claramente es la Asamblea Nacional, de tal manera que es ahí donde reposa lo que es la Constitución…”. Recordemos que esta lo declaró usurpador a Maduro. (O)