Oía un programa de radio donde se planteaba, uno, que socialismo y liberalismo tienen fuentes y objetivos comunes; dos, que el diálogo es muy posible; y, tres, que las sociedades deben ser pragmáticas, no ideológicas, como lo muestra China.

Lo segundo es cierto: en una sociedad libre hay que oír y compartir, y aprender unos de otros. Lo tercero es muy discutible, el pragmatismo no traza un sendero hacia el futuro, los caminos se escogen en función de ideologías (es decir, maneras de mirar el mundo): la China tomó decisiones ideológicas no pragmáticas hace 40 años, en la economía abandonó claramente el comunismo a favor del capitalismo (ciertamente con muchos defectos, es ahora más capitalista que comunista).

Lo primero es totalmente falso. Cierto que todos los sistemas se plantean objetivos similares: que la gente viva mejor, respeto a los derechos básicos, etcétera; es difícil imaginar un sistema que en su base pretenda lo contrario: ¡que la gente viva peor, que no se respeten sus derechos!, (hay ejemplos históricos sin duda). Pero la diferencia entre socialismo y liberalismo es esencial. No hay manera de juntarlos. El liberalismo parte de un principio sencillo: la sociedad (no solo la economía) se construye a partir de las personas y sus organizaciones más cercanas (familia, empresa, barrio, etcétera) y el Gobierno no es sino una de esas organizaciones (la última de la cadena y no la más importante); ojo, no he mencionado la palabra mercado que es simplemente uno de los mecanismos de interacción e intercambio entre personas. Y esa construcción solo es posible en base a dos principios. Uno, los derechos solo existen a nivel personal (no existen derechos colectivos a no ser que las personas los cedan explícita y libremente, o peor del Gobierno) y su respeto es el centro de la legalidad y el derecho. Dos, los derechos vienen acompañados de responsabilidades individuales: debo beneficiarme (económicamente o de cualquier otra manera) por lo que hago bien y aceptar las consecuencias de mis errores. Ciertamente es un sistema exigente, porque cada uno construye la sociedad con responsabilidad.

El socialismo es totalmente diferente (aunque los que observan continuamente su fracaso, pretendan que es otra cosa). Parte de la premisa de que las personas nos equivocamos continuamente, que solo buscamos nuestro interés personal y por eso debe haber, por encima nuestro, algo llamado el “bien común” (no como suma del bien de cada uno, sino como algo superior). Inevitablemente alguien aparece como defensor de ese derecho colectivo: el Gobierno, que se torna indispensable y central. La sociedad se termina construyendo a partir de ese gobierno que no solo nos extrae enormes recursos, sino que guía nuestros caminos (por eso la Revolución Ciudadana era esencialmente socialista, y además fascista). Ciertamente es un sistema menos exigente, “más bonito”, porque “nos dan” construyendo la sociedad sin asumir responsabilidades.

El liberalismo incorpora la dimensión de justicia y oportunidades que algunos pretenden erróneamente que no la tiene (no la de igualdad). Para el socialismo, en cambio, es imposible integrar los derechos individuales como eje central… En la vida hay que escoger una ideología (con todos sus humanos defectos)… (O)